Voy por tu piel desnuda alcanzando tus manos que diluyen las horas, acercando mis ojos a tus sueños, dibujando tu frente, tu mirada, súbitamente recobrándote. Comienzo a oír tu voz ahora, a algún país lejano perteneces, dueño de alguna embarcación perdida, así te siento.... Ahondo mi corazón en tu latido, distante estás del mar soñado Y a mi orilla te acoges dulcemente.
Cristina Maya
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