¿No me ves sumergida en el silencio, y amordazada en soledad y olvido? Al pasar por la sombra de mi vida, dame la mano y llévame contigo.
Te esperé tantos años sin saberlo, perdida dentro de mi laberinto… ahora que me has abierto la salida, dame la mano y llévame contigo.
No quiero abrir el libro del pasado, porque detesto cuanto en él he escrito; uno en blanco abriré para tu pluma; dame la mano y llévame contigo.
Llena mis hojas de apretada letra, yo no quiero escribir, hazlo tú mismo, enrojeciéndome de sangre y fuego; dame la mano y llévame contigo.
Dondequiera que vayas, te acompaño, porque haré tu camino mi camino; déjame despertar en tus mañanas; dame la mano y llévame contigo.
No he de mirar atrás, sólo adelante; perdí el pasado, y el futuro es mío; no te quiero perder; dame la mano, dame la mano y llévame contigo.
Francisco Álvarez
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