Que estás en la tierra, Padre nuestro, Que te siento en la púa del pino, En el torso azul del obrero, En la niña que borda curvada La espalda, mezclando el hilo en el dedo. Padre nuestro que estás en la tierra, En el surco, En el huerto, En la mina, En el puerto, En el cine, En el vino, En la casa del médico. Padre nuestro que estás en la tierra, Donde tienes tu gloria y tu infierno Y tu limbo; que estás en los cafés Donde los pudientes beben su refresco. Padre nuestro que estás en la tierra, En un banco del Prado leyendo. Eres ese viejo que da migas de pan a los pájaros del paseo.
Padre nuestro que estás en la tierra, En la cigarra, en el beso, En la espiga, en el pecho De todos los que son buenos.
Padre que habitas en cualquier sitio, Dios que penetras en cualquier hueco, Tú que quitas la angustia, que estás en la tierra, Padre nuestro que sí que te vemos Los que luego hemos de ver, Donde sea, o ahí en el cielo.