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De: incalone (Mensaje original) |
Enviado: 18/10/2014 16:44 |
Compañera otoñal
Vienes a mí, provocador otoño, calzando los cuarenta, tan madura como la mies dorada, y con tacto de espuma. Llevas en ti fervores de verano, y primaveras húmedas. Traes propósitos firmes, y no hay en ti tentáculos de duda. Caminas decidida, porque sabes cuál es tu voluntad. Toda una jungla se agita en tu interior, y tu mirada, transparente y directa, no se turba. Y te vas despojando lentamente, de toda tu espesura, las hojas que te adornan, o te cubren, sonriente, con calma, sin preguntas, tal cual de tus maneras lo esperara, en voluptuosidad, con cierta alcurnia, sin timidez, mirándome de frente, espléndida mujer, toda desnuda.
No es la primera vez, pero te veo como si no te hubiera visto nunca, y en tal magnificencia se recrean mis ansias más ocultas. Oh, mi estación de amor, alborotada, más que la juventud, por la premura de llegar y ofrecerse, en transparencia, mostrando una vez más que la lujuria carece de ese tinte negativo que le confiere propiedades turbias. Has venido en candor, y al mismo tiempo en estremecimiento y en frescura, rosa que se abre en singular oferta de belleza y pasión, y no se turba.
Compañera otoñal, pura y lasciva, hacia ti mi vigor se catapulta. Francisco Alvarez Hidalgo
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Compañera otoñal
Vienes a mí, provocador otoño, calzando los cuarenta, tan madura como la mies dorada, y con tacto de espuma. Llevas en ti fervores de verano, y primaveras húmedas. Traes propósitos firmes, y no hay en ti tentáculos de duda. Caminas decidida, porque sabes cuál es tu voluntad. Toda una jungla se agita en tu interior, y tu mirada, transparente y directa, no se turba. Y te vas despojando lentamente, de toda tu espesura, las hojas que te adornan, o te cubren, sonriente, con calma, sin preguntas, tal cual de tus maneras lo esperara, en voluptuosidad, con cierta alcurnia, sin timidez, mirándome de frente, espléndida mujer, toda desnuda.
No es la primera vez, pero te veo como si no te hubiera visto nunca, y en tal magnificencia se recrean mis ansias más ocultas. Oh, mi estación de amor, alborotada, más que la juventud, por la premura de llegar y ofrecerse, en transparencia, mostrando una vez más que la lujuria carece de ese tinte negativo que le confiere propiedades turbias. Has venido en candor, y al mismo tiempo en estremecimiento y en frescura, rosa que se abre en singular oferta de belleza y pasión, y no se turba.
Compañera otoñal, pura y lasciva, hacia ti mi vigor se catapulta. Francisco Alvarez Hidalgo
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