Acéptalo
Si te equivocas acéptalo, no te defiendas, no busques justificaciones.
Grábatelo con fuego: tienes derecho a cometer errores. Tantos como
necesites cometer para ir aprendiendo las lecciones de la vida.
Así como es bueno que otros aprendan de sus tropiezos sin
que tú estés obligado a salir al rescate, también entiende y
acepta que tus propias caídas te hacen una persona mejor.
Hiciste algo mal en el pasado? Está bien. Es parte de tu caminar por la vida.
Entiende que en el futuro seguirás cometiendo errores y no te
sientas mal por ello ni te inhibas para tomar nuevos riesgos.
Continúa moviéndote, decidiendo, actuando, aunque te equivoques.
Por supuesto no basta con saber que las caídas son buenas, precisas
entender también que los errores producen dolor y que debes
enfrentar responsablemente las consecuencias de ese dolor.
Cada error tiene su precio, págalo con gusto y aprende la lección.
Tal vez la persona con la que sentías un apoyo se ría, te critique
y exprese palabras desagradables... No creas esa gran mentira de
que TU ERES porque simplemente cometiste un error.
Calificar a las personas con un ERES acompañado de
adjetivos denigrantes es una insolencia. No permitas que algún
manipulador te cuelgue etiquetas permanentes, y si lo han
hecho ya, arráncatelas con decisión para siempre. Tú no eres tonto,
feo, inseguro, tímido, torpe, lento ni nada de lo malo que los demás te han hecho creer.
Cuando te equivoques y alguien te diga Eres Un, no lo tomes en serio.
Recuerda que tus errores solamente te perjudicarán a ti, nadie más
que tú será el único responsable de sus consecuencias y para
salir sin cicatrices de ello debes creer y confiar en tí mismo
de la manera más positiva que puedas.