Si la magia del arte cristalizar pudiera, esa gota ligera de origen celestial; en la más noble parte del pecho la pondría: ningún tesoro habría en todo el orbe igual.
Por ella amor se inflama, por ella amor suspira, ella a la par inspira ternura y compasión: su luz es como llama del cielo desprendida, que infunde al mármol vida, penetra el corazón.
¡Quién mira indiferente la lágrima preciosa que vierte generosa la sensibilidad! Su brillo, transparente del alma el fondo deja, y hasta el matiz refleja de la felicidad.
Permite que recoja esa preciosa perla; los ángeles al verla mi dicha envidiarán: amor en su congoja, para calmar enojos, en tus divinos ojos puso ese talismán.
Esteban Echeverría
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