DIAGNÓSTICO
He examinado con detenimiento su caso. Revisé al detalle su historia clínica. Cada punto ha sido estudiado minuciosamente y con extremo cuidado; es más: he realizado las correspondientes interconsultas con los más prestigiosos colegas de este país de Europa. Lamento decirle cuanto que lo siento. Como será que desde el comienzo me interesé tanto por su caso, que dediqué los últimos quince días a rever cada síntoma por usted expresado, cada análisis realizado, cada medicación que a usted le ha sido recetada y cada nuevo y conmovedor síntoma. Lamento decirle que lo siento mucho. He pedido opinión a los más excelsos especialistas a los cuales les he llevado toda la carpeta armada hasta el presente. He pedido información actualizada y veraz a los laboratorios y hospitales más prestigiosos del mundo entero, pero la opinión fue similar en todos los casos. Lamento decirle, de verdad, que me apena mucho todo esto. Pensé que con una Tomografía Computada saldría algo alentador a la luz... pero no fue así. También confié en que una Resonancia Magnética Nuclear nos orientase hacia una leve esperanza, leve... pero esperanza al fin. Pero no. Lamento tener que decirle, créame, que su caso me acongoja mucho.
Con la medicina alternativa, la herborista y la natural, pensé que quizá lograríamos alguna mejora. Usted sabe que tantos años de estar en la medicina me dan la autoridad moral para permitir a los pacientes graves como usted, probar productos que considero inocuos e inofensivos. Lamento que todo sea así. ¿Podrá usted creerme? A pesar de todo, le aseguro que seguiré hasta el final dedicándole toda mi energía y conocimientos a esta causa que nos ha permitido conocernos. Estoy seguro que para el próximo paciente con su sintomatología y pronóstico, tendré mejores armas para enfrentar este mal. Lamento no poder ya nada hacer. Pero aunque a usted le resulte increíble e irracional, una última posibilidad estuve concibiendo.
Escuche, por favor. Existe una medicina que ha dado muy buenos resultados en pacientes más jóvenes y en otros mayores que usted. Esto se debe a que las personas de su edad tienen su sistema inmunológico debilitado por las frustraciones y los excesos de responsabilidad. Esto no sucede con los jóvenes: emanan energía por doquier. Tampoco sucede con los mayores ya que a sus frustraciones las han guardado en la maleta de las experiencias y tampoco se exceden con responsabilidades como usted o como yo. Ellos practican la terapia del amoroso recuerdo y la oración. Por su edad, que es intermedia, usted requiere un poco de cada uno de los grupos citados: Ponga toda su energía y enamórese íntegramente. Recuerde que tendrá que destruir sus frustraciones. Ponga su confianza en Dios y converse con Él. Recuerde que no están permitidos los recuerdos que le dañan. O sea que mi mejor recomendación es: Ame. No piense tanto, no se angustie ni complique tanto. Y sabrá usted si esta terapia dio resultado, el día en que a mis servicios profesionales no los vuelva a necesitar.
Dr. Eduardo Saiz "En Nombre del Amor" ® *Todos Los Derechos de Autor Reservados*
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