Al Padre Pascual
le estaban haciendo su cena
de despedida por 25 años
de Trabajo en una Parroquia.
Un político miembro de la comunidad
fue invitado para dar un breve discurso.
Como el político tardaba en llegar,
el sacerdote decidió decir unas palabras
él mismo para llenar el tiempo...
Mi primera impresión de la Parroquia
la tuve con la primera confesión
que me tocó escuchar.
Pensé que me había enviado
el Obispo a un lugar terrible,
ya que la primera persona
que se confesó
me dijo que se había robado un televisor,
que les había robado dinero a sus papás,
había robado también en la empresa
donde trabajaba,
además de tener aventuras
sexuales con la esposa de su jefe.
También en ocasiones
se dedicaba al tráfico y a la venta de drogas.
Y para finalizar,
confesó que le había trasmitido
una enfermedad venérea a su propia hermana.
Me quedé asombrado,
asustadísimo...
Pero cuando transcurrió un tiempo,
fui conociendo más gente
y vi que no eran todos así,
vi una parroquia llena de gente responsable,
con valores, comprometida con su fe.
Y así he vivido los 25 años
más maravillosos de mi sacerdocio'.
Justamente en este momento
llegó el político, por lo que se le dio la palabra.
Por supuesto,
pidió disculpas por llegar tarde
y empezó a hablar diciendo:
"Nunca voy a olvidar
el primer día
que llegó el Padre a nuestra Parroquia...
De hecho,
tuve el honor
de ser el primero que se confesó con él...
Moraleja:
¡nunca llegues tarde!
La puntualidad es un hábito valioso.