Nunca construyas murallas frente a tus ojos, Jamás ates a tu corazón con murmullos Ni puebles de oscuridad tus senderos, Porque ni con toda la lluvia del universo, Podrás borrar las manchas de aquellos Pecados perversos y lograr salir ileso. Cuando un alma se pierde en la soledad, Es como una hoja que muere de resequedad. Y cada puerta que se cierra sin necesidad, Es como una bendición que se pierde por necedad. Cuando descubras que hay palabras de libertad Que traen aires nuevos a tus más pesados días, Saldrás en busca de aquella gloriosa verdad Que toca y transforma nuestras vidas. Ahora, enciende una luz en lo profundo de tu corazón, Antes de que te apague la oscuridad del mundo. Deja que el Señor se manifieste con su bondad Y en cada tormenta disipe las dudas Con su voz, con su luz y con su guía.