Pudiera ser,,, la luz de tu mirada,
o bien la rosa abriéndose a la aurora,
quizás...fuera tu risa seductora
la que me hirió de ardiente puñalada.
Pudiera ser...la brisa enajenada,
que atraviesa con fuerza arrolladora
el corazón el alma soñadora
de mi pobre existencia desolada.
Tan sólo sé que desde el punto y hora
en que te ví, de mí no quedó nada:
se fue todo mi ser tras tu persona.
Autora - Carmen Aguirre