SIN EXCUSAS
Todos los días tienes en tus manos montones de razones para poner excusas. Pero ellas no te aportarán nada de verdadero valor.
Seguro, una buena excusa podría ayudarte a no quedar mal parado, a que parezca que te has dedicado más y que has sido más disciplinado de lo que tú sabes que realmente has sido. Pero, ¿tan sólo quieres aparentar que eres exitoso, o preferirías realmente serlo?
Las excusas te paralizan porque te permiten evitar asumir responsabilidades y recibir los logros que ellas aportan. Te mereces más que tan sólo una vida llena de inútiles excusas.
En lugar de poner excusas, decide hacer algún progreso, honesto y auténtico. Hasta un esfuerzo pequeño y diminuto resulta infinitamente más productivo que una excusa enorme e impresionante.
No te conformes con una lista constantemente creciente de razones que expliquen tu fracaso. Con la misma facilidad podrías ponerte a ti mismo, razones concretas y apremiantes que te lleven a realmente lograrlo. Libérate de las cadenas de las inútiles excusas. Y considera a este día como la grandiosa oportunidad que en realidad es.
Gabriel Sandler
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