―Ya no puedo seguir así ―le dijo el sol al Universo―. Lo doy
todo por ellos y nadie da nada por mí. Universo, ya no puedo más. Me
quiero morir.
―Si quieres morir, enamórate ―le respondió el Universo―.
Ama. Nacer para morir es un suicidio sin elección; no es libertad, mi
querido sol. Yo que tú…elegiría ser libre, elegiría enamorarme…elegiría
ser asesinado por la compañía de otro corazón…Querido sol,
¡Estréllate!
Y fue en ese momento, cuando el sol decidió dejar de estar
solo; decidió dejar marchar a la soledad.
Y la soledad, ―la muy cabrona― encontró en la humanidad, a
su más fiel compañera.
César Brandon