Habia una vez un cura joven y recien ordenado, lleno de ideales, que llega a un pueblecito donde nunca ocurre nada.
Un dia se va a visitar al diacono de un pueblo vecino, y durante la
cena ve que tiene a una criada joven de muy buen ver y a la que trata
con gran familiaridad. Cuando se quedan solos, le pregunta
-Y digame, Don Anton, esta chica y usted se comportan debidamente, verdad?
-Pues claro, Antonito, pero si es una buena cristiana.
Antonito no se queda muy convencido, pero no dice nada y vuelve a su pueblo.
Al cabo de unos dias, la criada va a ver a Don Anton y le dice:
-Con su permiso, hace unos dias que no
encuentro el calentador para las camas. Posiblemente no es mas que una
casualidad, pero el caso es que su desaparicion coincidio con la visita
de su colega.
-Hmmm… dudo mucho lo que insinuas, pero bueno, voy a escribirle una carta, a ver si el sabe algo.
Dicho y hecho, al dia siguiente el cura novato recibe una carta diciendo
“Querido
Antonito, no voy a decir ni que tu te llevaste un calentador de camas
de mi casa, ni que no te lo llevaste. Pero el hecho es que no lo hemos
visto desde tu visita.”
A lo cual este responde:
“Querido Don Anton, no voy a decir ni que usted esta durmiendo con la criada, ni que no lo haga.
Pero el hecho es que si usted hubiese dormido AL MENOS UNA NOCHE en su cama habria encontrado el calentador.”