LA COMPASION DE JESUS EN LA UNION CONYUGAL

LA VICTORIA NO ES  DE UNO, LA VICTORIA ES DE DOS

Proverbios 3:5 “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.”

Hay familias que dicen: “No tengo que ir a la iglesia. Mi hogar prevalece, El cuida de mí, yo no le hago mal a nadie, soy una persona buena, etc.” .  Todo eso es bueno y todo eso coopera a la misericordia de Dios, pero eso no basta, hay muchas cosas más que reunir para poder terminar lo que Dios quiere que cada familia termine.

Sin embargo, es muy importante que la mujer aprenda del cónyuge, así como el cónyuge aprenda de la mujer. Para aprender a tener victoria en la unidad de la familia hay que saber que la victoria no es de uno, la victoria es de dos.

Los objetivos de este disertar es que a pesar que la unidad matrimonial trae mucha fuerza, también trae muchas disensiones. Dios, tanto a la esposa como al esposo, le da a cada uno el valor para enfrentarse en las situaciones con que vive el hombre. Por ejemplo, cuando la mujer trae al mundo un hijo, es una situación.

¿Cómo enfrenta el padre joven esa situación? En realidad muchos padres traen al mundo hijos y no se han preguntado, ni le han preguntado a Dios si ellos saben ser padres. Es muy importante que nosotros entendamos esto.

¿Cómo pueden tener amor de algo, si quizás muchos fueron creados sin amor?  Muchos hijos nacen por pasión, muchos hijos nacen por amor, pero ¿cómo nosotros podemos saber que uno nació por amor y otro nació por pasión? Ustedes mismos lo saben, cada hijo tiene rebeliones diferentes.¿Qué madre no sabe lo que tiene por hijo? Aún analfabeta la madre, Dios le da un sublime amor a la mujer para ser madre y entender cómo ha creado a sus hijos.

No hay un matrimonio que no entre en crisis. Todos los matrimonios tendrán épocas de crisis, pero ¿han podido soportar la crisis? ¿han podido seguir los conflictos que presenta un matrimonio siguiendo al mundo? Muchos han fracasado porque lamentablemente las parejas han sido calumniadas, infamadas.

En el caso de la infamación y del atropello verbal no hay una pareja más infamada que José y María. Si hemos de tomar una pareja tenemos que tomar una pareja real, de nuestra herencia, de nuestro linaje. Damos gracias a Dios por tener una pareja de nuestro linaje en nuestra herencia de fe, y esa pareja es José y María.

Mateo 1:18-25 “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESUS, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emmanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESUS.”

No fue fácil el embarazo prematrimonial de María. Las mujeres somos más flexibles, los hombres son más radicales. Jesús fue el primero en ser radical en todo.

Las Escrituras no hablan del noviazgo de José y María. En cada pareja, antes de casarse, hay un noviazgo. En ese noviazgo, los que estamos afuera del noviazgo, juzgamos si le va bien o si le va mal.

¿Qué le pasó a José? Que encontró a una novia que de momento se le aparece con que había concebido. Yo pienso que fue la misma María quien le dio esta explicación íntima, pero asombrosa.

En el siglo XX es que Dios da a conocer, apoteósicamente, la persona del Espíritu Santo. En el XIV enseñó llamas de avivamiento, pero al no creer lo retiró, se indignó Dios de que el pueblo no creyera. En el siglo XX nos lo vuelve a “enfocar” y hemos creído, y llega el siglo XXI y trae una epopeya profética. Quiere decir que hemos creído. Sin embargo, José no sabía qué hacer porque él la amaba mucho. El amor de José y María era distinguido. Ella era muy tierna y él maduro. Hay algo en lo cual maría tuvo apoyo y fue el ángel Gabriel.

El ángel después que le habló a José se fue; no sabemos si en realidad Gabriel le dio todos los detalles. Yo me hacía esta pregunta: ¿Estaría José dispuesto a aceptar la reflexión que le dio el ángel? los hechos nos dicen que sí, pero yo te la llevo a ti: ¿En un momento determinado de tu vida tú nunca has tenido sospechas o temores? Te hago esta pregunta como pareja.

El versículo 19 de Mateo 1, nos enseña que José tuvo temor, que tuvo sospecha, él quería alejarse para no infamarla. Cuánto la amaba José. Ustedes saben lo que es ser herido. Ser herido por lo que se ama nadie sabe lo que es capaz de hacer. Puede venir un desplome moral o espiritual, o una furia de locura porque no aceptas que lo que tu amas se te vaya, igual que muchos no aceptan la muerte cuando hay un familiar que muere, cuando hay una relación muy amada a veces no se acepta que esa relación termine en separación.

Sin embargo la Palabra nos da unos datos muy acertados para José. Nos dice que José era justo, paciente, humilde, no dado a la violencia sino a la ternura, eso es lo que es ser justo; otra posición es que era tanto su amor por María que no quería infamarla, habla de la nobleza de este corazón. Veamos que José venía de la descendencia de David y dicen las Escrituras que el corazón de David era semejante al de Dios.

Así que los padres jóvenes que quieran tener hijos de descendencia de justos, deben de tener las cualidades de José. Nuestros hijos, cuando salen a la luz, demuestran de dónde han salido, si han salido de la nobleza, de la pureza, de la castidad, de la justicia, si han salido por amor. José quiso dejarla secretamente.

Nosotros vemos que los corazones de los justos son corazones profundos, llenos de amor. No son corazones llenos de conflictos psicológicos; la carne no hace justicia, el que hace justicia es el espíritu, por tanto los complejos psicológicos no existen dentro de los justos, esta es otra capacidad. Desde la capacidad humana tal parece que José era lo mejor de lo mejor. Es muy posible que él tenía sospecha de infidelidad, pero él entraba en la tragedia de que un ángel le habló y le dijo su nombre: Gabriel.

Mientras el conflicto se desarrollaba en este joven matrimonio, viene la intervención de Dios. ¿Cuándo viene la intervención de Dios en una pareja de conflictos? Cuando los corazones de ambos son puros; es de gran importancia el salir del conflicto con victoria. Pero para llegar a esta gran victoria no se requiere un solo corazón puro, se requieren dos corazones puros. Teníamos a María con un corazón puro, pero teníamos a José con un corazón puro.

¿Por qué Dios le habló a José a través de un sueño? ¿Cuántos de ustedes han tenido duda en la pureza del amor de su cónyuge? Cuando hemos tenido dudas hay heridas. El amor entre una pareja es tan profundo que llega a la carne, es tan profundo que se engendra, es tan profundo que el hombre envejece de trabajo por amor a su cónyuge. Entonces Dios leyó el dolor del corazón de José y le dio en sueño una revelación. ¿Por qué le dio un sueño y no una revelación? Porque Dios enseña aún a los que él más ama y quiso que José extirpara el gusano de la sospecha y quiso probarlo a ver si el sueño que El le había revelado constituía en José un evento de fe. A José no le era fácil entender esto.

En momentos en que la carga psicológica de José se agravaba, un ángel del Señor le apareció en sueños. Hay momentos que la conciencia humana entra en ofuscación y no te deja ver la revelación de Dios. No hay confusión que tenga victoria y no hay angustia que tenga victoria. La única victoria en medio de confusión y angustia es arrancar la angustia y la confusión y creer. Cuando tú crees que Dios arreglará tus caminos,  que Dios tiene planes para con tu vida, tú aceptas el plan de Dios. María aceptó el plan de Dios, José aceptó el plan de Dios.

El subconsciente del hombre es el último en liberarse. Se libera la carne, se liberan las emociones, se levantan las dudas, pero sin embargo el subconsciente queda como una tormenta, es como un gran abismo de tortura; pero cuando el hombre de Dios emplea la fe el subconsciente del hombre no funciona, le cierra la puerta a ese subconsciente. Dios le dio un arma a José cuando le dijo: “No temas recibir a María tu mujer” . Cuando el subconsciente viniera a torturar, había una palabra bíblica, angélica:  “No temas recibir a María tu mujer”. De esa manera es que José recibió el nacimiento virginal del Bendito Salvador. El Salvador nació como nacen nuestros hijos, en un mundo de pruebas y de disensiones. Jesús nació en un medio de dudas. 

¿Cómo estaría la mente de José? ¿Cómo deseaba ver cómo sería lo que él no creó? Expectación más grande nunca la habrá para ningún hombre como la hubo para José. Qué momentos más importantes para ver este hombre un nacimiento virginal. Nunca más en la humanidad ha habido ni habrá otro de esta naturaleza.

Sin embargo, qué importante es oír esto de esta manera, llevarlo al conocimiento de esta manera, sentirlo de esta manera, creerlo de esta manera. Es algo muy profundo.

La inserción del Antiguo Testamento con el Nuevo Testamento tiene para nosotros un significado especial en la Palabra de Dios: Que las promesas y las profecías de Dios son incondicionales. Yo pienso que cuando hay más pecado en los siglos, la gracia sobreabunda. Cuando sobreabunda la gracia los creyentes, los que menos tú y yo creemos, son los futuros evangelistas que Dios mira.

Es de suma importancia la terapéutica que fluye a través de los Diez Mandamientos en nosotros. Que nuestros hijos se cansen de leer: “Honra a tu padre y a tu madre para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te ha dado”

Porque habrá un día que ellos despierten y sigan lo que tú un día, por fe, iniciaste.

Sean todos bendecidos.

Amén.