Una de las mayores amenazas para el éxito, es el éxito mismo. Habiendo logrado un pequeño progreso es muy fácil sentirse satisfecho, adoptar una actitud complaciente y así, perder todo lo que hayas conseguido. Para evitarlo responde al éxito con agradecimiento y humildad. No lo consideres un premio, sino una oportunidad. Si tan sólo te dedicases a consumir tu buena fortuna, no te quedará otra cosa que un sabor amargo y melancólico. En cambio, aférrate a la oportunidad de crecer y construir a partir de aquél éxito inicial. La verdadera felicidad del logro yace en el hacer. Para continuar experimentando esa alegría, continúa haciendo. Permite que las pequeñas victorias se conviertan en pasos del camino que te llevará a una victoria aún mayor. Permite que las grandes victorias se conviertan en pasos del camino que te llevará a un logro más grande aún. Convierte a cada éxito en un punto de partida. Y no habrá límites en cuanto a dónde podrás llegar. Gabriel Sandler
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