Señor, enséñame a entrar y a permanecer en tu presencia, a encontrarte a cada instante, en cada necesidad de mi existencia.
Enséñame a buscarte en los confines de mi soledad interior y a centrarme en tu grandeza que rodea mi pequeñez.
Quiero cerrar los ojos y mirar tu cielo inmenso que me rodea, pero que al mismo tiempo está dentro de mí.
Quiero aprender a levantar mis manos imaginarias para alcanzarte mientras mis rodillas se doblan ante tu paz.
Quiero aprender a buscarte de todo corazón, en mis circunstancias, en mi actividad y en mi descanso, y sobre todo; en la necesidad imprevista que trae como tormenta de angustias, mis luchas internas.
Tú me hablarás y yo te escucharé, y rendido en tu presencia vendré a rogarte y a reconocerte que sólo dependo de Ti.
Sé que te encontraré cara a cara, cuando te busque de todo corazón en un lugar donde no haya nada externo que me perturbe para poder escuchar tu voz.
Te invocaré, clamaré, pediré, llamaré, haré todo lo que me digas cuando mi enemigo me alcance.
Sé que te encontraré en el fondo de mi corazón y allí estará también tu respuesta.
Vendré al encuentro de tu protección, de tu sabiduría, de tu consuelo, de tu dirección, de tu paz, y al encuentro de mi libertad, tu luz me rodeará.
Amén.
Bendiciones para ti.
Con amor siempre tu amiga.
Jesus dijo: Si tu te averguenzas de mi,
yo me avergonzare de ti, delante de mi Padre.
Te averguenzas tu del Señor Jesus?
Hay tantas cosas para gozar, y nuestro paso aca en la tierra es tan corto
que sufrir es una perdida de tiempo.
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