Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él”
Hechos 12:5
El malvado rey Herodes pone en la cárcel a Pedro con el fin de ejecutarlo. Dice el relato que 16 guardias cumplían con la estricta orden de cuidar a aquel preso. La cárcel, los guardias y una casi segura muerte era la durísima realidad del apóstol. Pero el escritor nos dice que la los hermanos del reo no cesaban de orar pidiendo a Dios que interviniera para la liberación de su hijo. La Biblia nos dice que, como respuesta a esas oraciones, un ángel de Dios se hizo presente en aquella prisión dándole a Pedro una libertad milagrosa. ¡Tremenda respuesta a la oración de una iglesia! Y esa es la esencia de la palabra de hoy. El tremendo poder de la oración. Jesús promete en su palabra que estará presente donde se reúnan sus hijos para orar, y agrega, que todo lo que pidan, también en su nombre, creyendo, lo haría.
La vida actual está llena de dificultades de todo tipo, problemas de diversa índole aquejan al ser humano planteándole interrogantes que no puede responder. Pareciera que el hombre está condenado a padecer, en vez de disfrutar el maravilloso regalo de la vida. Alguien dijo que la vida no puede ser solo una fábrica de cadáveres. ¿Vamos a pasar por esta tierra como prisioneros que aguardan impotentes la llegada de la muerte? ¡No es ese el plan de Dios! Existe un camino, una puerta y una vida mejor: Y su nombre es Jesucristo.
Amigo de este espacio , no te resignes a vivir como un preso del infortunio y la desgracia. No te entregues en los brazos de la amargura. No aceptes como algo inevitable vivir triste y sin esperanza. ¡Rebelate! Abrí tu corazón y decile sí a Jesucristo. Como hijo de un Dios que vive, tendrás la autoridad de elevar tus oraciones al cielo y recibirás contestación a todas tus súplicas. ¡Y la oración cambiará tu vida!
por Ministerio Nueva Vida.
Compartiendo la Semilla
con amor
Maritza
Postales Manantial de Agua Viva