UNA GUÍA DE TREINTA DÍAS PARA LOS
NUEVOS CREYENTES
DÍA 1… LA TRANSFORMACIÓN PERSONAL
¿Qué es lo que sucede en realidad cuando me comprometo a seguir a Jesús?
Esta pregunta tiene una importancia inmensa. La mayoría de nosotros tenemos un conocimiento incompleto en cuanto a lo que comprende la transformación de nuestra vida en el momento de tomar la decisión de seguir a Cristo. Ahora bien, es esencial que nuestra comprensión de esto crezca con rapidez.
Según la Biblia, “nacemos de nuevo”
cuando damos ciertos pasos en fe:
Reconocer que hemos estado separados de Dios —viviendo independientes de Él— y arrepentirnos de habernos mantenido separados. (“Arrepentirse” significa detenerse y comenzar a caminar en la dirección diametralmente opuesta). Volvernos hacia Dios al mismo tiempo que nos alejamos de nuestra antigua forma de vivir. Pedirle a Jesucristo de manera persona y oral que sea nuestro Salvador: recibirlo como Aquél que por medio de su muerte, sepultura y resurrección hizo posible que nosotros regresáramos a Dios. Entregarnos plenamente a Él, reconociendo que Jesús es el Señor; Aquél que tiene derecho a toda autoridad sobre nuestra vida.
Este acto de creer, el término que se usa con mayor frecuencia en el Nuevo Testamento, no consiste en una simple aceptación mental, sino en un invitar activamente a Jesús para que sea nuestro Salvador y Señor, y hacerlo con todo el corazón y con todas nuestras fuerzas. ¡Aquí es lícito actuar con pasión!
Como ya dije antes, yo llegué a este punto de compromiso después de años de intentar salir adelante por mi propia cuenta. Terminé llegando al final de mis posibilidades… y extendí la mano hacia Jesús. Me convertí en creyente. “Nací de nuevo.” Así fue como pude comenzar de nuevo, llegar a un nuevo principio.
Aunque no se produjeron de inmediato unos cambios que fueran observables, al recordarlo todo en estos momentos, puedo ver un proceso de cambios graduales que comenzó un notable desplazamiento en cuanto a todo el rumbo que tomaba mi vida. En dos palabras: fui transformado.
He aquí algunas de las formas en que la Biblia describe esa transformación:
De las tinieblas… A la luz… (1 Pedro 2:9)
Pero vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz
De la esclavitud…A la libertad… (Romanos 8:21)
de ser liberada de la servidumbre de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. De la muerte…A la vida… (Romanos 6:13)
Ni hagáis ya de vuestros miembros armas de injusticia al servicio del pecado; sino más bien ofreceos vosotros mismos a Dios como muertos retornados a la vida; y vuestros miembros, como armas de justicia al servicio de Dios.
En el primer día después de haberse comprometido a seguir a Jesús, es posible que usted no sienta diferencia alguna. No permita que sus sentimientos oscurezcan esta importante realidad: se ha producido una inmensa transición. Va a hacer falta tiempo
—tal vez toda una vida— para valorar por completo las consecuencias que va a tener el haberle entregado su vida a Cristo, tanto ahora como en la eternidad. Aún me abruma darme cuenta de que Dios mismo fue a mi encuentro cuando sólo era un joven perdido, voluntarioso y autosuficiente. El Autor de toda la creación me alcanzó, me aceptó en su familia y me mostró su amor incondicional. Y ese amor nunca ha disminuido ni por un solo instante desde entonces.
No se desaliente si no ve evidencias de inmediato. Manténgase firme. Usted ha echado a andar por un nuevo camino. Es una nueva persona, y tiene una vida nueva, transformada. Su aventura como seguidor de Jesús acaba de comenzar.
Texto bíblico clave
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Corintios 5:17).
Pensamiento clave
Mi vida ha cambiado, y para siempre.
JOHN D. BECKETT
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