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General: EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 6 DE MARZO DE 2011..DIOS LOS BENDIGA ,FELIZ DIA..
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De: hermes sarmiento  (Mensaje original) Enviado: 06/03/2011 14:38

 

El Evangelio de Hoy DOMINGO 06 DE MARZO 2011

IX Domingo del Tiempo Ordinario A

¡Bienvenidos Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!

Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo

que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir 

 y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.

Con alegría leamos la palabra. 

“Habla, Señor, que tu siervo escucha”.

“Señor, creo que en las Sagradas Escrituras que voy a leer

se contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.

Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca

Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla con fidelidad

lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza

y enciende mi corazón para que la palabra de Dios

pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio

de Tu Palabra, tu Divina Voluntad,lo que puedo y debo hacer,

lo que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar.

Como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.

Señor, aquí tienes mi corazón abierto,

dispuesto a escuchar Tu Palabra con corazón sencillo

y con la voluntad decidida para obedecerle.

En Ti esta la luz y la salvación.

Amen y Amen

Primera Lectura

Deuteronomio 11,18.26-28.32.

En aquellos días, Moises habló al pueblo y les dijo: Pongan estas palabras mías en tu corazón y en tu alma, que sean para ti como una señal ligada a tu mano, un signo puesto en medio de tu frente.
Miren que en este día yo pongo delante de ustedes la bendición y la maldición.
Bendición, si obedecen los mandamientos de Yavé que yo les prescribo hoy;”
maldición, si desobedecen dichos mandamientos y se desvían del camino que yo ahora les muestro, para seguir a dioses extraños que no son suyos.
Pero cuiden de cumplir todas las leyes y preceptos que les propongo ahora.

Meditación

En la primera lectura se nos presenta un fragmento de ese gran discurso de despedida de Moisés que viene a ser el libro del Deuteronomio. Es concretamente una exhortación que habla de la maldición o la bendición que se derivan seguir o no seguir a Dios en fidelidad. En la liturgia el texto se utiliza con frecuencia para expresar esa libertad que tenemos para elegir entre el bien y el mal.

Somos libres. La libertad es uno de nuestros grandes dones constitutivos. Podemos elegir nuestro estilo y sistema de vida; pero debemos ser conscientes del costo de nuestra libertad de opción. Toda elección es a la vez una renuncia: elegimos una opción gracias a que desechamos las demás que nos eran posibles. No es posible elegir sin renunciar. Y no podemos dejar de optar ni de dejar de renunciar. Es el riesgo de vivir, porque el mero hecho de vivir es elegir, y renunciar. Es decir: nuestra vida no está hecha: la tenemos que hacer, y la hacemos optando, continuamente, día a día. Al ritmo de cada elección. Aunque hay que distinguir cuidadosamente entre opciones y opciones, entre las opciones que comprometen un acto, un rato, un día, una semana... y las que comprometen nuestra vida a largo plazo, o el estado de vida, el tipo de trabajo o la profesión (cuando se puede elegir...); y, aun por encima de estas grandes opciones, queda todavía nuestra «opción fundamental», algo que no queda negado simplemente por un error o un acto menor contrario.

Por lo que se refiere a Dios, él ya hizo sus opciones fundamentales, que deben ser nuestra guía existencial: por el Amor, por la Justicia, por el Mundo, por toda la Vida y por la vida plena, por la Comunión universal... El Señor nos propone (nunca impone) una elección en la lectura deuteronómica. Esa decisión por el mal o el bien proviene de nuestra libertad, que es un don de Dios mismo. (Muchos, especialmente en la tradición protestante hablan de la supuesta elección divina de los que se salvarán; note aquí que esa elección depende en nuestra elección libre entre lo mal y lo bueno. La predestinación es un misterioso conjunto de la actividad misericordiosa de Dios y la libertad del hombre, una libertad dada, primero de todo, por Dios al ser humano.) El cristianismo se trata de libertad: libertad de escoger y vivir y prosperar (no en sentido monetario) y florecer en la libertad de una vida buena

Salmo 31(30),2-3.4.17.25.

Yo me refugio en ti, Señor, ¡que nunca me vea defraudado! Líbrame, por tu justicia
inclina tu oído hacia mí y ven pronto a socorrerme. Sé para mí una roca protectora, un baluarte donde me encuentre a salvo,
porque tú eres mi Roca y mi baluarte: por tu Nombre, guíame y condúceme.
Que brille tu rostro sobre tu servidor, sálvame por tu misericordia;
Sean fuertes y valerosos, todos los que esperan en el Señor.

SEGUNDA LECTURA

Romanos 3,21-25a.28

Hermanos: Ahora, la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los profetas, se ha manifestado independientemente de la Ley. Por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a todos los que creen, sin distinción alguna. Pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre. Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley. 

Meditación

Pablo se mueve en un mundo espiritual, en unas categorías que ni son las nuestras ni nos resultan fácilmente inteligibles. Dice que por medio del sacrificio Dios ha justificado a la humanidad, la cual, por muchas leyes y cumplimiento de preceptos que hiciera por sí misma, no sería capaz de justificarse, de salvarse... Quiere que los creyentes piensen que gracias a la gratuidad del amor del Padre somos herederos de la salvación... Un elemento importante será la fe, la cual es capaz de interpretar y leer la acción cotidiana de Dios a nuestro favor en la historia, en la cual, afirma, definitivamente justifica sin distinción a todos los que creen. Él está reaccionando ante la polémica judía de la «salvación por medio de las obras o por medio de la fe», que hoy nos resulta irrelevante.

El Evangelio de hoy

Mateo 7,21-27

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día, muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: "Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados."

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente."

Reflexión

La casa edificada sobre roca y la casa edificada sobre arena

El evangelio de hoy, de Mateo, nos presenta la sección final del largo sermón de la montaña. Todo el fragmento que hoy leemos está centrado en el tema de «la primacía del hacer sobre el decir». Es un evangelio con el que sintoniza inmediatamente la cultura moderna, que en los últimos siglos ha sido, fundamentalmente, «filosofía de la praxis»: aunque todo es importante, lo más importante no es el decir, el pensar, el interpretar o reinterpretar, sino el hacer, el construir, el amar efectivamente y el amar con eficacia; no simplemente el decir, o el invocar a Dios, el rezar, ni el culto... sino «hacer la voluntad de mi Padre», llevar adelante el «Proyecto de Dios».

El hombre sabio construye su casa sobre la roca, para que no la destruya ni la violencia del viento ni las inundaciones. ¿Qué bien no proporciona la roca? sobre la roca, yo me levanto, me siento seguro, me mantengo firme; me refugio del enemigo y me protejo de sus ataques, porque yo estoy por encima de la tierra—y todo lo que es tierra es perecedero y caduco.
     Que nuestra vida esté en el cielo y no tengamos miedo de caer ni de ser derribados. La roca se eleva hasta el cielo y nos proporciona seguridad; es el refugio de los indefensos (Ps 103,18).
     En efecto, ¿dónde podrá hallar nuestra debilidad un descanso seguro y tranquilo, sino en las llagas del Salvador? En ellas habito con seguridad, sabiendo que él puede salvarme. Grita el mundo, me oprime el cuerpo, el diablo me pone asechanzas, pero yo no caigo, porque estoy cimentado sobre piedra firme. Si cometo un gran pecado, me remorderá mi conciencia, pero no perderé la paz, porque me acordaré de las llagas del Señor. Él, en efecto, fue traspasado por nuestras rebeliones. ¿Qué hay tan mortífero que no haya sido destruido por la muerte de Cristo? Por esto, si me acuerdo que tengo a mano un remedio tan poderoso y eficaz, ya no me atemoriza ninguna dolencia, por maligna que sea.

La palabra de Jesús del evangelio de hoy sigue ahí, trayendo el mismo desafío, en plena sintonía con la sensibilidad actual.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu  vida. Ábrele tu corazón.Como María, todo por Jesús y para Jesús.

ME COMPROMETO HOY

El día de hoy ejerceré el perdón con quienes me han herido o lastimado y si yo he herido o lastimado a alguien, le pediré perdón y me reconciliaré con él o con ella.

Padre lleno de amor, tú que te complaces en la misericordia y no te dejas ganar en generosidad y compasión, perdona siempre nuestras faltas y todo aquello con lo que herimos a tus hijos alejándonos así de tu casa y de tu mesa, así, con la luz de tu Espíritu Santo reconoceremos que tu amor es más grande que nuestras faltas y volveremos a ti con un corazón contrito y humillado.  Gloria y alabanza a ti, Señor.

Amen y Amen

* Te agradecería compartieras con tus amigos esta reflexión.
Con el mayor de mis respetos. Saludos y Dios los Bendiga. *

GRACIAS POR TU AMISTAD

FELIZ DIA.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: simplementeGrace Enviado: 07/03/2011 03:32
Dios te bendice por tu fidelidad para con Su Palabra y compartirla en este lugar.
Graciela
 


 
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