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El Evangelio de Hoy LUNES 30 DE MAYO DE 2011
Lunes semana de Pascua.
¡Bienvenidos. Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!
“El Señor este con Uds.”.Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo Resucitado que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.
Con alegría leamos la palabra.
“Habla Señor, qué tu siervo escucha”.
Señor, creo en las Sagradas Escrituras que voy a leer,se que contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla con fidelidad lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza y enciende mi corazón para que la palabra de Dios pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio de Tu Palabra, Tu Divina voluntad, lo que puedo y debo lo, que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar, como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.Señor, aquí tienes mi corazón abierto, dispuesto a Escuchar Tu Palabra con corazón sencillo y con la voluntad decidida para obedecerle...En TI esta la Luz y la salvación.Amen, y Amen
Primera lectura
Hechos 16,11-15
En aquellos días, zarpamos de Troas rumbo a Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, colonia romana, capital del distrito de Macedonia. Allí nos detuvimos unos días. El sábado salimos de la ciudad y fuimos por la orilla del río a un sitio donde pensábamos que se reunían para orar; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo. Se bautizó con toda su familia y nos invitó: "Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa." Y nos obligó a aceptar. Palabra de Dios.
Meditación
El Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo
Nos embarcamos en Tróada y fuimos derechos a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis; de allí pasamos a Filipos... La lectura de esas palabras ha de ir acompañada de la oración. En la simplicidad de un relato de viaje ¡esconden estas palabras la primera penetración del evangelio en "Europa"! Los que habitamos este continente, somos cristianos porque un día Pablo pisó la playa de Neápolis al descender del barco que provenía de Tróada (Asia Menor). La epopeya misionera da aquí su primer paso decisivo. Efectivamente, Europa ha sido «tierra de misión». La aventura de la Fe comenzó en Jerusalén, junto a un Gólgota y a una Tumba vacía... luego la Fe se extendió por Samaria, y Antioquía de Siria... luego por Asia Menor. Y he aquí que aborda un nuevo continente. Nos encontramos probablemente en la primavera del año 50. Veinte años después de que Jesús "diera su vida" y resucitara. En los siglos siguientes, esa misma corriente de vida llegará a todos los países. ¡Y estamos todavía en los comienzos! Queda mucho por hacer. ¡Envía, Señor, a un nuevo «san Pablo» a todos los pueblos nuevos! ¿Cómo es mi labor misionera? ¿Cuál es mi preocupación por el progreso de la Fe? -Un sábado salimos fuera de la ciudad -de Filipos- a orillas de un río, lugar donde la gente solía reunirse para orar. La primera ciudad de Europa donde, según el evangelio, se instala Pablo es Filipos. Será la primera comunidad cristiana de este continente, a la que pronto dirigirá su Epístola a los Filipenses, que hoy leemos en la misa. Notemos que el relato de los «Hechos de los Apóstoles» que hasta aquí estaba escrito en tercera persona del singular o del plural -hicieron esto, hizo aquello- pasa ahora a la primera persona del plural -nos instalamos a orillas de un río-. Ocurre esto porque Pablo encontró a Lucas, el convertido de Antioquía, el «médico estimado» a quien embarcó en su aventura misionera. De ahora en adelante, Lucas será el compañero de viaje y el confidente directo de Pablo. Cuando leemos el evangelio de san Lucas, tenemos pues algo de la predicación de Pablo. Tenemos: la manera de hablar Pablo de Jesús. -Nos dirigimos a algunas mujeres. Y así empezó la misión en Europa: unas mujeres reunidas para orar. Son judías puesto que respetan el sábado. Son un pequeño grupo. Demasiado pequeño para disponer de una sinagoga, en esa gran ciudad pagana. Por lo tanto, ¡se reúnen fuera, a la salida de la ciudad, bajo los eucaliptos, a orillas de un riachuelo! Para orar. Y es allá donde Pablo ha ido a encontrarlas. La gran ciudad, tan cercana, ignora el acontecimiento histórico que comienza con ellas. -Una de ellas, llamada Lidia, vendedora de púrpura, nos escuchaba. El Señor le abrió el corazón, para que se adhiriese a las palabras de Pablo. Pablo habla. Pero es Dios quien «dispone el corazón» a la escucha. Esta primera creyente, una comerciante, -una «jefe de empresa» como diríamos hoy- es una mujer decidida. Acto continuo pide el bautismo, y ofrece la hospitalidad de su casa a los misioneros ambulantes. Señor, da ese dinamismo a todos los cristianos. Que mi oración y la ofrenda de mi vida se eleven hoy por la evangelización de los hombres y mujeres que esperan la buena nueva.
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Salmo responsorial: 149 El Señor ama a su pueblo. Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. R. Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. R. Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas, con vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles. R.
El Evangelio de hoy
Juan 15,26-16,4ª
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho." Palabra del Señor.
Reflexión
El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí
El Espíritu Santo (“Defensor, Paráclito”) es quien da testimonio de Jesús. Es decir, las palabras y las obras de Jesús serán ratificadas por el Espíritu Santo. Jesús no habló ni actuó por cuenta propia, sino en nombre del Padre. El vino a decir y hacer lo que el Padre le encomendó. El Espíritu Santo será el que confirme la obra de salvación realizada por Jesús en el mundo. También sus discípulos darán testimonio, porque han participado del mismo Espíritu. Ellos, como Jesús, no hablan ni actúan según su propio parecer o capricho, sino según la voluntad del Padre. Y, nuevamente, es el Espíritu quien afirma la autenticidad de la obra discipular. Estar en comunión con Jesús y con su Espíritu es un aspecto fundamental en el seguimiento, porque el seguidor legítimo es el que hace siempre la voluntad de Dios. Y es el Espíritu el que da la fortaleza para permanecer siempre fiel a Jesús, aun en las persecuciones y conflictos generados por el anuncio de la buena noticia del reino. Examina tu experiencia de vida cristiana a la luz de este pasaje: ¿actúas según la voluntad de Dios, o según tu propia voluntad?
Jesús, después de haber advertido a los suyos del odio y de las persecuciones por parte del mundo, pretende ahora tranquilizarles diciéndoles que su fiel testimonio, en las duras pruebas que sufrirán por parte de los tribunales del mundo, será apoyado por el testimonio del Espíritu de la verdad, que él mismo les enviará desde el Padre. Más aún, las contradicciones serán el lugar donde se manifieste con poder la acción del Espíritu Santo, que hablará por ellos. ¿Cuál es el contexto del testimonio del Espíritu? El odio del mundo. En este clima de oposición es en el que tendrán que dar testimonio de Cristo los discípulos. El, sin embargo, una vez glorificado, enviará al Paráclito en unidad con el Padre. El Espíritu «dará testimonio» en favor suyo (15,26). A este testimonio interior del Paráclito se añade el exterior de los discípulos (v. 27), banco de prueba para la fe cristiana: “Os expulsarán de la sinagoga. Más aún, llegará un momento en el que os quiten la vida pensando que dan culto a Dios” (16,2). Estas predicciones del Maestro a los suyos, realizadas con acentos de contenido sufrimiento, revelan la verdad de los acontecimientos que vivirán en breve los discípulos. Lo subraya para que éstos, a continuación, durante las pruebas, puedan acordarse de cuanto les dijo el Maestro y no tengan que sucumbir así al escándalo, y continúen confiando en él (v. 4). Los enemigos de la Iglesia pueden pensar que están de parte del justo y tener también a Dios de su parte; pero, como no han visto la verdad de la luz del Padre, reflejada en la persona de Jesús, no han conocido el verdadero rostro del Padre. La vida del cristiano es, a la vez, tiempo de tentación y tiempo de testimonio, tiempo de lucha y tiempo de colaboración en la obra del Espíritu destinada a dar testimonio del Resucitado. Así como el Resucitado fue al Padre en medio de la incomprensión humana, así también los discípulos serán incomprendidos, expulsados de los lugares importantes e incluso les quitarán la vida. Se perfila aquí una visión «heroica» de la vida cristiana, una visión en la que el cristiano ha de ser testigo en el sentido más pleno, es decir, en el de mártir. La realidad de Cristo resulta tan decisiva para la humanidad y, al mismo tiempo, tan heterogénea con el modo común de pensar, que quien se pone de parte de Cristo será, inevitablemente, marginado e incluso suprimido. Eso es lo que ha sucedido en el siglo XX con el elevadísimo número de mártires. Es lo que está sucediendo y, presumiblemente, sucederá en el próximo siglo con la marginación práctica de quienes, en medio del sincretismo general o del fundamentalismo que resurge, se ponen de parte de Cristo, armado con el solo poder del Consolador. También hoy los discípulos, elegidos para ser custodios y testigos de la realidad divina de Cristo, están advertidos de la incomprensión y de la hostilidad con que serán perseguidos por el mundo. Y lo hará unas veces en nombre del progreso, otras de la emancipación y de la modernización, de la liberación de los tabúes, de las batallas de la civilización, de los Derechos Humanos y de todas las motivaciones que en estos años se han esgrimido, en no raras ocasiones también para hacer olvidar el pasado cristiano e imponer nuevos modelos de vida.
¡OH Espíritu Santo!,alma de mi alma ,te adoro;iluminame,guiame,fortificame,consuelame,dime que debo hacer,ordename.Concedeme someterme a todo lo que quieras de mi,y aceptar todo lo que permitas que me suceda.Hazme solamente conocer y cumplir la voluntad del Padre.
Espíritu Santo:concedeme la gracia que viene de Ti ,y permítame que conozca las faltas y pecados que hoy cometí contra la Divina Majestad ,en pensamientos, palabras y obras.Que Tu gracia Santificante me conceda descanso y la oportunidad de acercarme al sacramento de la confesión. Señor Jesús, yo confieso que he pecado contra Ti, por favor perdóname por haber andado en mi propio egoísmo y limpiadme. Yo te recibo como mi Señor y Salvador. Yo creo que Tú eres el Hijo de Dios, quién vino a la tierra, murió en la cruz, derramo su Sangre por mis pecados, y se levanto de los muertos. Dame tu fuerza, Señor. Ayúdame a vivir mi vida de forma que te agrade. Gracias por abrir el camino para yo poder orar a Dios el Padre, en tu nombre. Yo me regocijo en tu promesa, de que viviré contigo toda la eternidad en el cielo.Señor bendice nuestra casita y a todos sus integrantes de este bello grupo familiar y de amistad, que en sus corazones brille la paz, también en cada uno de sus familias, que todos gocen de buena salud, al igual que sus familiares. Que no exista los celos y la envidia, porque todo esta hecho con dedicación amor y trabajo. Te lo pedimos Padre Amado en el nombre de Tu Hijo Jesucristo. Alabado seas Señor, Bendito sea tu Santo Nombre Señor.
Amén y Amen
GRACIAS SEÑOR POR ESCUCHARNOS
* Te agradecería compartieras con tus amistades este mensaje. Con el mayor de mis respetos. Saludos,Dios los Bendiga. *
GRACIAS POR TU AMISTAD
FELIZ DIA.
Hermes Sarmiento G
De Colombia
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Así, responderé oportunamente.
Gracias
Hermes281955@hotmail.com
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