Lunes de la XIV del Tiempo Ordinario.
¡Bienvenidos. Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!
“El Señor este con Uds.”.Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo Resucitado que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.
Con alegría leamos la palabra.
“Habla Señor, qué tu siervo escucha”.
Señor, creo en las Sagradas Escrituras que voy a leer,se que contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla con fidelidad lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza y enciende mi corazón para que la palabra de Dios pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio de Tu Palabra, Tu Divina voluntad, lo que puedo y debo lo, que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar, como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.Señor, aquí tienes mi corazón abierto, dispuesto a Escuchar Tu Palabra con corazón sencillo y con la voluntad decidida para obedecerle...En TI esta la Luz y la salvación.Amen, y Amen
Primera lectura
Genesis 28,10-22a:
*Vió una escalinata y ángeles de Dios que subían y bajaban y a Dios que hablaba*
En aquellos días, Jacob salió de Berseba en dirección a Jarán. Casualmente llegó a un lugar y se quedó allí a pernoctar, porque ya se había puesto el sol. Cogió de allí mismo una piedra, se la colocó a guisa de almohada y se echó a dormir en aquel lugar.
Y tuvo un sueño: Una escalinata apoyada en la tierra con la cima tocaba el cielo. Ángeles de Dios subían y bajaban por ella. El Señor estaba en pie sobre ella y dijo: "Yo soy el Señor, el Dios de tu Padre Abrahán y el Dios de Isaac. La tierra sobre la que estás acostado, te la daré a ti y a tu descendencia. Tu descendencia se multiplicará como el polvo de la tierra, y ocuparás el oriente y el occidente, el norte y el sur; y todas las naciones del mundo se llamarán benditas por causa tuya y de tu descendencia. Yo estoy contigo; yo te guardaré dondequiera que vayas, y te volveré a esta tierra y no te abandonaré hasta que cumpla lo que he prometido."
Cuando Jacob despertó, dijo: "Realmente el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía." Y, sobrecogido, añadió: "Qué terrible es este lugar; no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo." Jacob se levantó de madrugada, tomó la piedra que le había servido de almohada, la levantó como estela y derramó aceite por encima. Y llamó a aquel lugar "Casa de Dios"; antes la ciudad se llamaba Luz. Jacob hizo un voto, diciendo: "Si Dios está conmigo y me guarda en el camino que estoy haciendo, si me da pan para comer y vestidos para cubrirme, si vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios, y esta piedra que he levantado como estela será una casa de Dios."
Palabra de Dios.
Meditación
El conflicto entre Jacob y Esaú, a raíz del robo de la bendición paterna por parte del primero, provoca un movimiento de huida, que permite el enlace de dos ciclos de tradición: el que sitúa a Jacob en el clan de Isaac, en Berseba, y el que le relaciona con Labán, en Mesopotamia. Como razón de ese desplazamiento, además de la huida, se señala la búsqueda de mujer en la antigua parentela, a imitación de lo que había hecho Abraham para su hijo Isaac (Gén 24). Al hacer el camino entre Berseba y Mesopotamia, Jacob pasa por Betel, el lugar en donde su tradición pisa más firme, desde el punto de vista histórico. Jacob es, en efecto, el patriarca que tiene la morada en el centro de Canaán, entre Siquem y Betel.
La visión nocturna de Jacob, a su paso por Betel, es uno de los momentos teológicamente más densos de todas sus tradiciones. Aquí recibe Jacob la promesa que le sitúa en el filo de la historia iniciada con Abraham, en una teofanía que lateralmente es la legitimación del santuario de Betel. En el relato se funden las versiones yahvista y elohista, aquélla con la visión y la legitimación sagrada del lugar y ésta con la palabra de la promesa (vv 13-16). El episodio se desarrolla en dos momentos: en el primero está la visión nocturna de Jacob y la palabra de la promesa; en el segundo, un rito matutino de consagración del lugar y un voto de Jacob.
¿Qué cosas tienen que pasar en nuestra vida para que nos demos cuenta de que Dios está con nosotros? En el pasaje de hoy advertimos cómo Jacob, no obstante y ser descendiente de Abraham y de Isaac, quienes le habían dado testimonio de Dios; de cómo Sara su abuela había concebido a su padre en la vejez y esterilidad; y de cómo los había llevado por el camino proveyendo de todo, aún no se había dado cuenta de la presencia y del poder de Dios.
Muchos de nosotros caminamos por la vida sabiendo, por el testimonio de nuestros padres y en general de la Iglesia, que Dios existe, incluso que es una trinidad de personas, etc. Sin embargo, hasta que no tenemos un encuentro personal con Jesús en nuestro corazón por medio del Espíritu, no nos damos cuenta, como Jacob, de quién es Dios. Es hasta entonces cuando nos damos cuenta de cuánto amor ha derramado Dios en nuestro corazón, y del inmenso poder que tiene para cambiar nuestra vida.
Pide en tu oración diaria que puedas llegar a conocer, como dice san Pablo, la profundidad, la altura y lo largo del amor de Dios, que sobrepasa totalmente nuestro entendimiento.
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Salmo:90
Dios mío, confío en ti.
Tú que habitas al amparo del Altísimo, que vives a la sombra del Omnipotente, di al Señor: "Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en ti."
Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta. Te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas te refugiarás.
"Se puso junto a mí: lo libraré; lo protegeré porque conoce mi nombre, me invocará y lo escucharé. Con él estaré en la tribulación."
El Evangelio De Hoy
Mateo 9,18-26
*Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, y vivirá*
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: "Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá." Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría. Jesús se volvió y, al verla, le dijo: "¡Ánimo, hija! Tu fe te ha curado." Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: "¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida." Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.
Palabra del Señor.
Reflexión
El texto de evangelio de Mateo narra la sanación de dos mujeres por parte del Señor. Doble milagro. En un relato, es la mujer enferma con flujo de sangre quien toma la iniciativa para solicitar la ayuda de Jesús; en el otro, la mujer es menor de edad, y es el padre quien se acerca a él para interceder por ella. En ambos casos es decisiva la fe y el contacto con Jesús. Las dos narraciones están unidas por la conveniencia de reintegrar a estas dos mujeres a la vida con dignidad en toda su plenitud. La fe en Jesús permite acceder a la realidad de la salvación por encima de todo tipo de normas y consignas preestablecidas que pregonan que lo más importantes son las reglas y las instituciones y no las personas. Estos signos del reino de Jesús (la sanación de la hemorragia y el devolverle la vida a la hija del funcionario) son el fruto del encuentro entre su amor y la fe del otro. Nuestra tarea como auténticos seguidores de Jesús es la de luchar, desde el amor, por la dignidad y liberación de todos los seres humanos, sin ningún tipo de discriminación.
Las protagonistas del evangelio de hoy son dos mujeres. La situación de la mujer judía en la época de Jesús era similar a la de otros pueblos del Medio Oriente: en una cultura y sociedad fuertemente patriarcales, la mujer dependía en todo y para todo del varón: del padre, si era soltera, o del esposo, si era casada. Se consideraba escandaloso que una mujer hablara en público con un extraño, y más aun que un rabino se entretuviera a hablar con alguna mujer (véase Jn 4,7.27). En Israel la mujer estaba excluida del culto, lo que implicaba un lugar aparte para las mujeres tanto en el Templo como en las sinagogas.
Pero estudiando profundamente la Biblia (AT y NT), descubriremos que ante Dios todos somos iguales; que somos sus hijos e hijas, y que la misma Escritura sugiere la trascendencia de Dios por sobre la diferenciación sexual. La actitud de Jesús frente a la mujer es absolutamente novedosa. En el proyecto del reino ellas tienen un lugar en igualdad de condiciones con el varón. Jesús las toma en cuenta, habla con ellas, las hace protagonistas. Lamentablemente la historia social y de la Iglesia han estado marcadas por un fuerte patriarcalismo (machismo, en buenas cuentas) que sigue excluyendo a la mujer de importantes aspectos de la vida social, laboral, e incluso religiosa. Nuestra tarea conjunta es trabajar por la dignidad y la igualdad de todos los seres humanos sin ningún tipo de discriminación.
Señor, en este pasaje me presentas dos personajes dignos de imitar por su fe. ¡Ayúdame, Jesús, para que pueda prestar oídos a tu voz y descubrirte, experimentarte, tocarte con la fe! Quiero aprender la lección que me das en este evangelio: no se trata de saberlo todo, racionalizarlo todo, sino más bien de creer, de esperar, de amar.
Señor, ayúdame a caminar hoy por la senda de una fe viva, operante y luminosa que me permita a iluminar todos los acontecimientos de este día con la luz de Dios.
Señor Jesús, qué grande es tu amor, puedo darme cuenta al verte en la cruz, con los brazos extendidos para abrazar a toda la humanidad "hacia el oriente y el poniente". Gracias por las bendiciones derramadas, en esta promesa, a todas las naciones. ¡Gracias, Señor, por el don de la fe!.
Señor Jesús, yo confieso que he pecado contra Ti, Por favor perdóname por haber andado en mi propio egoísmo y limpiadme. Yo te recibo como mi Señor y Salvador. Yo creo que Tú eres el Hijo de Dios, quién vino a la tierra, murió en la cruz, derramo su Sangre por mis pecados, y se levanto de los muertos. Dame tu fuerza, Señor. Ayúdame a vivir mi vida de forma que te agrade. Gracias por abrir el camino para yo poder orar a Dios el Padre, en tu nombre. Yo me regocijo en tu promesa, de que viviré contigo toda la eternidad en el cielo.Señor bendice nuestra casita y a todos sus integrantes de este bello grupo familiar y de amistad, que en sus corazones brille la paz, también en cada uno de sus familias, que todos gocen de buena salud, al igual que sus familiares. Que no exista los celos y la envidia, porque todo esta hecho con dedicación amor y trabajo. Te lo pedimos Padre Amado en el nombre de Tu Hijo Jesucristo. Alabado seas Señor, Bendito sea tu Santo Nombre Señor.Amén y Amen
GRACIAS SEÑOR POR ESCUCHARNOS
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Con el mayor de mis respetos. Saludos. Dios los Bendiga. *
GRACIAS POR TU AMISTAD, FELIZ DIA.
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Hermes Sarmiento G
De Colombia
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