¿Cuantas veces hemos podido examinarnos para saber si estamos permaneciendo en el Señor y dando fruto para Él, y cuando hacemos esto, enseguida nos damos cuenta si nos estamos desviando de la voluntad de Dios?; y si notamos que hay alguna cosa que no estamos haciendo bien, ¿podemos corregir la causa que procura impedirnos 'permanecer' en Él?.
Al recibir a Jesucristo en nuestro corazón nos convertimos en cristianos, y Jesús viene a morar en nosotros. Y cuando esto sucede, ¡nos es necesario comprender que al aceptarlo como nuestro Salvador personal y tenerlo en el corazón, debemos llevar una vida de consagración, obediencia y servicio a Dios!.
La palabra 'permanecer' implica, indica, una morada de larga duración. Así como una rama que se encuentra adherida al árbol recibe la savia, la vida del mismo, de igual manera nosotros recibimos la vida espiritual que proviene de Dios cuando estamos unidos a Jesús. Y si permanecemos separados de Él moriremos espiritualmente. Es esencial que entendamos esto: lo natural no puede producir nada que sea espiritual; solamente cuando estamos unidos a Jesús, fuente de vida, nuestro ser espiritual -hombre o mujer- tiene vida.
¡Estemos alertas!; y veamos si en nuestra vida hay algunas áreas o 'ramas secas' que no dan fruto y necesitan ser renovadas. Si es así, injertémonos en Cristo y permanezcamos en Él.
Es mi deseo que la palabra 'permanecer' le suene como un aviso, para que haga un análisis interno, preguntándose: '¿está mi vida lozana, verde, vigorosa y dando fruto a tiempo, en la debida estación?' Crea en Jesús; y disfrute de una vida plena, que no se marchita ni se seca porque permanece en la Vid verdadera, que es nuestro Señor Jesucristo.
Graciela