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General: EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 22 DE ABRIL DE 2012.DIOS LOS BENDIGA .FELIZ DIA
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De: hermes sarmiento  (Mensaje original) Enviado: 22/04/2012 13:41

El Evangelio DE  Hoy DOMINGO 22 DE ABRIL DE 2012.

III DOMINGO DE PASCUA

¡Bienvenidos. Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!

“El Señor este con Uds.”.Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo Resucitado que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.

Con alegría leamos la palabra.

Habla Señor, qué tu siervo escucha”.

Señor, creo en las Sagradas Escrituras que voy a leer,se que contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla  con fidelidad lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza y enciende mi corazón para que la palabra de Dios pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio de Tu Palabra, Tu Divina voluntad, lo que puedo y debo lo, que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar, como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.Señor, aquí tienes mi corazón abierto, dispuesto a Escuchar Tu Palabra con corazón sencillo y con la voluntad decidida para obedecerle...En TI esta la Luz y la salvación.Amen, y Amen

Primera Lectura.

Hechos de los apóstoles 3,13-15.17-19
*Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos*

En aquellos días, Pedro dijo a la gente: "El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados."
Palabra de Dios.

Meditación

En la lectura de los Hechos encontramos de nuevo a Pedro, que se dirige a todo Israel y lo sigue siendo invitado a la conversión. Pedro tranquiliza a sus oyentes haciéndoles ver que todo ha sido fruto de la ignorancia, pero al mismo tiempo invita a acoger al Resucitado como al último y definitivo don otorgado por Dios. La muerte de Jesús se convierte para el creyente en sacrificio expiatorio. No hay asomo de resentimiento ni de venganza, sino invitación al arrepentimiento para recibir la plenitud del amor y de la misericordia del Padre, que se concreta en la confianza y en la seguridad de haber recuperado aquella filiación rota por la desobediencia.


Salmo:4

*Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.*

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío; tú que en el aprieto me diste anchura, ten piedad de mí y escucha mi oración.
Hay muchos que dicen: "¿Quién nos hará ver la dicha, si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?"
En paz me acuesto y en seguida me duermo, porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo
.


Segunda Lectura

1Juan 2,1-5
*
Él es víctima de propiciación por nuestros pecados y también por los del mundo entero*

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: "Yo lo conozco", y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.
Palabra de Dios

Meditación

El creyente, expuesto a las tentaciones, rupturas y caídas no tiene por qué sentirse condenado eternamente al fracaso o a la separación de Dios. San Juan nos da hoy en su Primera Carta el anuncio gozoso del perdón y de la reconciliación consigo mismo y con Dios. El cristiano está invitado por vocación a vivir la santidad; sin embargo, las infidelidades a esta vocación no son motivo de rechazo definitivo por parte de Dios, más bien son motivo de su amor y su misericordia, al tiempo que son un motivo esperanzador para el cristiano, para mantener una actitud de sincera conversión.

El hombre, herido por el pecado, es «justificado» por medio del sacrificio de Jesucristo, el cual permanece para siempre como nuestro intercesor junto al Padre. En él se ha abierto de nuevo el camino del retorno a Dios y de la plena comunión con él. Ahora bien, no podemos hacernos la ilusión de amar a Dios —conocer en el lenguaje bíblico equivale precisamente a amar— si no guardamos sus mandamientos y no cumplimos su voluntad en las situaciones concretas de la vida. Humildad y obediencia son, por consiguiente, dos rasgos que deben caracterizar al cristiano. Ambas le hacen capaz de dar acogida al « amor perfecto» —o sea, al mismo Espíritu Santo—, que lo configura con Cristo, en total oblación y gratuidad

Santo Evangelio:

Lucas 24,35-48
*Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día*

En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: "Paz a vosotros." Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: "¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo." Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: "¿Tenéis ahí algo de comer?" Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: "Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse." Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto."
Palabra del Señor.

Reflexión

En el evangelio nos encontramos una vez más con una escena pospascual que ya nos es común: los Apóstoles reunidos comentado los sucesos de los últimos días. Recordemos que en esta reunión que nos menciona hoy san Lucas, están también los discípulos de Emaús que habían regresado a Jerusalén luego de haber reconocido a Jesús en el peregrino que los ilustraba y que luego compartió con ellos el pan.
En este ambiente de reunión se presenta Jesús y, a pesar de que estaban hablando de él, se asustan y hasta llegan a sentir miedo. Los eventos de la Pasión no han podido ser asimilados suficientemente por los seguidores de Jesús. Todavía no logran establecer la relación entre el Jesús con quien ellos convivieron y el Jesús glorioso, y no logran tampoco abrir su conciencia a la misión que les espera. Digamos entonces que “hablar de Jesús”, implica algo más que el simple recuerdo del personaje histórico. De muchos personajes ilustres se habla y se seguirá hablando, incluido el mismo Jesús; sin embargo, ya desde estos primeros días pospascuales, va quedando definido que Jesús no es un tema para una tertulia intranscendente.
Me parece que este dato que nos cuenta Lucas sobre la confusión y la turbación de los discípulos no es del todo fortuito. Los discípulos creen que se trata de un fantasma; su reacción externa es tal que el mismo Jesús se asombra y corrige: “¿por qué se turban... por qué suben esos pensamientos a sus corazones?”.
Aclarar la imagen de Jesús es una exigencia para el discípulo de todos los tiempos, para la misma Iglesia y para cada uno de nosotros hoy. Ciertamente en nuestro contexto actual hay tantas y tan diversas imágenes de Jesús, que no deja de estar siempre latente el riesgo de confundirlo con un fantasma. Los discípulos que nos describe hoy Lucas sólo tenían en su mente la imagen del Jesús con quien hasta un poco antes habían compartido, es verdad que tenían diversas expectativas sobre él y por eso él los tiene que seguir instruyendo; pero no tantas ni tan completamente confusas como las que la “sociedad de consumo religioso” de hoy nos está presentando cada vez con mayor intensidad. He ahí el desafío para el evangelizador de hoy: clarificar su propia imagen de Jesús a fuerza de dejarse penetrar cada vez más por su palabra; por otra parte está el compromiso de ayudar a los hermanos a aclarar esas imágenes de Jesús.
Es un hecho, entonces, que aún después de resucitado, Jesús tiene que continuar con sus discípulos su proceso pedagógico y formativo. Ahora el Maestro tiene que instruir a sus discípulos sobre el impacto o el efecto que sobre ellos también ejerce la Resurrección. El evento, pues, de la Resurrección no afecta sólo a Jesús. Poco a poco los discípulos tendrán que asumir que a ellos les toca ser testigos de esta obra del Padre, pero a partir de la transformación de su propia existencia.
Las expectativas mesiánicas de los Apóstoles reducidas sólo al ámbito nacional, militar y político, siempre con característica triunfalistas, tienen que desaparecer de la mentalidad del grupo. No será fácil para estos rudos hombres re-hacer sus esquemas mentales, “sospechar” de la validez aparentemente incuestionable de todo el legado de esperanzas e ilusiones de su pueblo. Con todo, no queda otro camino. El evento de la resurrección es antes que nada el evento de la renovación, comenzando por las convicciones personales. Este pasaje debe ser leído a la luz de la primera parte: la experiencia de los discípulos de Emaús.
Las instrucciones de Jesús basadas en la Escritura infunden confianza en el grupo; no se trata de un invento o de una interpretación caprichosa. Se trata de confirmar el cumplimiento de las promesas de Dios, pero al estilo de Dios, no al estilo de los humanos.
De alguna forma conviene insistir que el evento de la resurrección no afecta sólo al Resucitado, afecta también al discípulo en la medida en que éste se deja transformar para ponerse en el camino de la misión. Nuestras comunidades cristianas están convencidas de la resurrección, sin embargo, nuestras actitudes prácticas todavía no logran ser permeadas por ese acontecimiento. Nuestras mismas celebraciones tienen como eje y centro este misterio, pero tal vez nos falta que en ellas sea renovado y actualizado efectivamente.
Queremos llamar la atención sobre el necesario cuidado al tratar el tema de las apariciones del Resucitado, y su conversar con los discípulos y comer con ellos… No podemos responsablemente tratar ese tema hoy como si estuviéramos en el siglo pasado o antepasado… Hoy sabemos que todos estos detalles no pueden ser tomados a la letra, y no es correcto teológicamente, ni responsable pastoralmente, construir toda una elaboración teológica, espiritual o exhortativa sobre esos datos, como si nada pasara, igual que si pudiéramos dar por descontado que se tratase de daos empíricos rigurosamente históricos, sin aludir siquiera a la interpretación que de ellos hay que hacer… Puede resultar muy cómodo no entrar en ese aspecto, y el hacerlo probablemente no suscitará ninguna inquietud a los oyentes, pero ciertamente no es el mejor servicio que se puede hacer para el para el pueblo de Dios…

Jesús, qué difícil es dejar a un lado las dudas, los temores, las inquietudes, para lograr el silencio interior necesario para escucharte en la oración. Por eso hoy, que me pongo ante tu presencia, confío en que me ayudarás a quitar todo lo que pueda ser factor de distracción. Tú mereces toda mi atención, agradecimiento y adoración.

Señor Resucitado, dame la gracia de tener un encuentro transformador contigo.

Gracias, Jesús, porque te hiciste hombre, moriste en una cruz, resucitaste al tercer día, para vencer el pecado y la muerte. Y lo más maravilloso, te quedaste con nosotros en la Eucaristía y fundaste la Iglesia, para que, por medio de ella, pudiera caminar sobre sendero seguro a la salvación. Ahora me toca a mí responder a tu amor, me toca a mí dejar a un lado los temores y las dudas para ofrecerte una disponibilidad real y llevar a cabo mi misión.

Señor Jesucristo, te necesito. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados. Toma el control del trono de mi vida. Hazme la clase de persona que quieres que sea.” Padre lleno de amor, tú que te complaces en la misericordia y no te dejas ganar en generosidad y compasión, perdona siempre nuestras faltas y todo aquello con lo que herimos a tus hijos alejándonos así de tu casa y de tu mesa, así, con la luz de tu Espíritu Santo reconoceremos que tu amor es más grande que nuestras faltas y volveremos a ti con un corazón contrito y humillado.  Gloria y alabanza a ti, Señor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Por Jesucristo nuestro Señor.Amen,y Amen .

GRACIAS SEÑOR POR ESCUCHARNOS

Hermes Sarmiento G.

De Colombia

Cristiano católico

* Te agradecería compartieras con tus amistades este mensaje.
Con el mayor de mis respetos.

Saludos, Dios los Bendiga. *

GRACIAS POR TU AMISTAD, FELIZ DIA.

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Gracias

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De: simplementeGrace Enviado: 25/04/2012 21:10


 
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