El tema de hoy será difícil de digerir en nuestras mentes y corazones… pero es necesario que lo tratemos.
Cuando pensamos en un bebé tomando su leche, lo imaginamos acurrucado, calentito y seguro en los brazos de su mamá. Puede ser que esté succionando el pecho o tomando del biberón, cualquiera sea, es un tiempo exclusivo donde madre y bebé se van conociendo uno al otro y disfrutando de ese momento único para ambos…
Pero hoy vamos a hablar de esos pequeñitos que no tienen a nadie que los tome en sus brazos, especialmente cuando están tomando el biberón o mamadera. Se me parte el corazón de sólo pensar en estos pequeñitos que no tienen una madre que los abrace y los consuele si lloran. ¡Realmente, a todas se nos parte el corazón!
Pensar en que son demasiados pequeños y que como bebés, cuando les dolía la pancita de hambre, o tenían dolor de oído, no hubo nadie allí que los levantaran en brazos y lo consolara!. ¡Qué difícil cuidar niños en orfanatos donde no hay suficiente personal y suficiente comida! ¡Realmente una experiencia frustrante y dolorosa! Supongo que ellos también se sentirán tristes al ver niños pequeños padeciendo de hambre y no poder saciarles. ¡Y cuántas veces en nuestra casa la comida se echa a perder o comemos más de lo necesario! Para pensarlo… ¿no te parece, amiga?
Quizás tú misma habrás experimentado pérdidas siendo niña o muy joven… puede ser que eres una hija adoptiva de alguna familia. O has criado algún niño dándole tus cuidados y amor… Si fue así puedes entender lo difícil que se presenta a veces esta situacion.
Pero te hablo de esto por dos razones. Una, porque yo fui adoptada, amada tremendamente por mis padres adoptivos, que me dieron una excelente vida, y otra porque he podido comprobar personalmente que SI podemos participar en este vinculo de amor entre un bebe y tu, si lo quieres hacer.
Durante una epoca hice un voluntariado en el Hospital de Niños y Casa Cuna aqui en mi ciudad de Salta, y luego de bastante tiempo pude entender el porque de mi aptitud e interes por este voluntariado. Quizas sin saberlo bien, algo en mi interior me empujo a dar lo que habia dentro de mi, que era el amor que habia recibido de mis padres y a la vez, evitar que un bebe sufriera la falta de ese amor. ¿Sabes que importante que es para ellos sentir tu calor en su cuerpito, una caricia sobre su carita, ver un rostro sonriente mientras sus ojitos te miran como diciendote : Gracias, ¡estoy feliz! , mientras sus manitas se mueven y dan pataditas de vivacidad,...¡Ay!, si te dijera cuantas cosas Dios me hizo sentir al lado de estos pequeñitos! ¡Cuantas heridas pude sanar cargandolos a ellos en mis brazos!, cambiando sus pañales, bañandolos, cantandoles dulcemente y suavemente un corito de la iglesia que decia: "El Señor, el Señor esta aqui, derramando su amor sobre ti, y cantemos para El, entonemos a una voz, Abba Padre, venga tu reino, Abba padre, venga tu Reino . . ."
Trabaje con bebes sanos y tambien con bebes con sindrome de Dawn y con bebes con HIV, en los ultimos dos casos, quedaron marcados en mi corazon una beba de 8 meses llamada Roxana con sindrome de Dawn. ¡Que bella que era! una pestañas que nunca en toda mi vida he visto, enmarcaban sus ojitos cuando me miraban y balbuceaba, mientras estaba rodeada de la frialdad de los tubos y aparatos de la sala de terapia intensiva, y Agustin, ah! mi Agustin con sus enormes ojos grises! ¡como me peleaban las enfermeras porque no les obedecia el ponerme los guantes y el barbijo para estar con el!. jaja! pobres, ellas renegaban conmigo, pero al final me dejaban hacerlo a mi modo. Y mi modo era el contacto de mis manos sobre su cuerpito, sobre su carita, los masajes respiratorios que me habian enseñando especialmente para estos bebes.... habia que ejercitarles sus pulmones, incentivar sus musculitos.... Fue un tiempo donde Dios me permitio dar lo mejor de mi. Di mi tiempo, di mi capacidad, di mi dedicacion, di mis ingresos, pero sobre todo di un amor puro, desinteresado, incondicional con esos bebes, todos preciosos, todos tiernos...
Pero mi corazon no soporto el tener que despedirme de Roxanita una madrugada a las 4 de la mañana cuando su corazoncito dejo de funcionar, y no soporto tampoco el despedirme de Agustin una mañana a las 10 hs, cuando sufrio su ultimo paro cardiaco respiratorio. ¡Llore esos niños como propios!... Y alli termino ese tiempo de refrigerio que Dios me habia dado. Alli decidi poner un punto final y pasar a otra etapa de mi vida, pero lo que si note es que fue tanto el consuelo, el amor que puse de mi parte que ello ya quedo anclado en mi alma, y que adonde iba, la necesidad de dar ya se habia instalada definitivamente en mi ser.
Esa fue la primera enseñanza de dar que recibi de parte de Dios. Lo primero que me enseño a dar, fue lo primero que se me nego a mi. El amor y el calor de mi madre. Y alli tambien entendi que importante que es cumplir con nuestro rol de madre, cuando Dios nos bendice con hijos. e inclusive cumplir con ese rol con aquellos que todos llaman... HUERFANOS.!, como lo hicieron conmigo.
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