"Porque ha inclinado a mí su oído, por tanto le invocaré en todos mis días".
Salmo 116:2
¿Has sentido alguna vez la necesidad, o simplemente el deseo, de hablar con alguien que te escuche con atencion y te comprenda?
Muchas veces hemos abierto el corazón y compartido los problemas, confesado los temores y frustraciones, para luego arrepentirnos por haber sido defraudados. ¡Qué triste es confiar en alguien y descubrir que esa persona no era digna de nuestra confianza!
Aunque nos hemos sentido desilusionados muchas veces, no obstante, hay algo en la naturaleza humana que nos lleva a buscar la amistad continuamente, a confiar nuevamente, a compartir con otros las experiencias buenas y malas de nuestra vida. Y volvemos de esa manera a caer en una rueda donde todo se repite, la amistad, la confianza, la desilusion....
Tal vez, hoy necesites alguien con quien hablar, alguien que esté dispuesto a escuchar sin importarle la hora. Alguien a quien ir de día o de noche para hablar sin reservas, abriendo el corazón.
¡El rey David descubrió a esa persona!, por eso exclamó: "Amo a Dios, pues ha oído mi voz y mis súplicas, porque ha inclinado a mí Su oído, por tanto le invocaré en todos mis días"
¡Ten presente esto y confía hoy en el Señor.! Él te escucha siempre y nunca te defraudará.
Graciela