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General: UNA NUEVA NATURALEZA
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: PEDRO PABLO 2  (Mensaje original) Enviado: 10/03/2014 14:35





La Nueva Naturaleza

 

¿Le parece este transformador paso increíblemente simple? Es lamentable que se haya oscurecido tanto el concepto de acudir a Jesús de esta forma, y se haya envuelto en tantas ideas y palabras innecesarias, que se les ha robado a muchos la maravillosa sencillez de esta verdad. Es muy importante que eso no nos suceda a nosotros.

La transformación personal tiene por resultado una naturaleza totalmente nueva. Esa naturaleza reemplaza a la antigua, que había estado corrompida desde el principio. El apóstol Pablo lo describe de esta manera: “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!” (2 Corintios 5:17). Pensemos en otros términos que se usan en la Biblia para describir el contraste total que existe entre lo viejo y lo nuevo. Cuando alguien se convierte en creyente, sale de las tinieblas para pasar a la luz (Hechos 26:18); sale de la esclavitud para pasar a la libertad (Romanos 8:21); sale de la muerte para entrar en la vida (Romanos 6:13).

En realidad, el nuevo creyente ha pasado por un segundo nacimiento. El primero fue un nacimiento natural, que vino unido a una naturaleza caída. El segundo es un nacimiento espiritual, libre de este defecto básico. Es un comienzo totalmente nuevo. Nos convertimos en una nueva persona. Jesús dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36). Hay algo del mismo cielo —vivo, activo e imperecedero— que habita en el nuevo creyente.

Para mí, éste es el mayor milagro que nos podríamos imaginar jamás —llegar realmente al hogar de nuestro Padre en los cielos — con todo lo que esto significa en esta vida y en la eternidad.


                        Entrando a una Nueva Órbita

D. Elton Trueblood, escritor, educador, filósofo y teólogo, nos ayuda a comprender la magnitud del cambio experimentado por el nuevo creyente: “El nuevo carácter, siendo finito, sigue teniendo la posibilidad de cometer errores, y de hecho los comete, pero no es ésa la realidad más importante. La realidad verdaderamente importante es que todos los poderes de la persona son empleados de una forma nueva, y que sus movimientos son dignificados por una nueva dirección. Es un planeta errante que se vuelve estable en sus movimientos porque ha entrado en una nueva órbita”. Ahora comprendo que esto es lo que me sucedió a mí en aquel momento en el cual le entregué mi vida a Cristo. Yo había sido un planeta errante, pero gracias a la generosidad, la paciencia y la misericordia de un Padre amoroso, mi vida se estabilizó. Fui llevado a una nueva órbita: recibido y convertido en un miembro de la familia de Dios.

                 Una Jornada que Dura Toda la Vida

Una vez se haya sentado una fundación espiritual sólida, podemos crecer en la nueva vida que Dios nos ha prometido. La Biblia le llama a esto “madurar en Cristo”. Y como yo mismo puedo dar fe, es un proceso que dura toda la vida.

El propósito de Dios es que los nuevos creyentes nos convirtamos en personas distintas. Estamos “en proceso de construcción”. Estamos siendo transformados desde adentro hacia afuera. El arquitecto principal de estos cambios es Dios mismo. Como un Padre amoroso que es, Él acude a nuestro lado para dirigir personalmente nuestro crecimiento.

Por lo que he experimentado, y he podido observar en otros, surgen unos nuevos patrones de conducta drásticamente nuevos. Cambian los hábitos dañinos. Las actitudes, los pensamientos y la manera de hablar pasan a un nuevo nivel. Las motivaciones son sometidas a escrutinio. Nos preguntamos: “¿Por qué habré hecho eso?” Dios nos enseña a comportarnos de manera diferente, y nosotros seguimos adelante.

El proceso continúa. El egoísmo cede el lugar al servicio. Las relaciones con los demás son restauradas. Disminuyen la amargura, la envidia, los celos y los odios a medida que aumenta el amor. Experimentamos una nueva dimensión del gozo. No de un día para otro, pero sí de manera constante y progresiva. Se producen unos ajustes profundos. Entonces nos damos cuenta de que es cierto: somos realmente unas criaturas nuevas, porque Cristo está viviendo en nosotros.

Muy pronto, estos cambios internos se vuelven visibles. El nuevo creyente quiere reunirse con otros que también tienen su fe puesta en Cristo. No estamos solos. Así se forman nuevos lazos de confianza, amor y respeto mutuo.

La Biblia, la Palabra inspirada de Dios para nosotros, se convierte en amiga, ahora más relevante y comprensible. Nos encontramos con el Espíritu Santo, la presencia de Jesús mismo que habita en nosotros. Descubrimos que Él es un guía increíble, si le damos acceso.

Ahora bien, nuestra nueva relación trae consigo unas restricciones necesarias. No se trata de que “todo sea permitido”, porque vemos que nuestro Dios es un Dios santo. Lo debemos honrar, reverenciar y obedecer. Cuando aceptamos las elevadas normas que Él ha establecido para nosotros, comprendemos para beneficio nuestro. De hecho, todo cuanto Él nos proporciona y hace por nosotros, es para nuestro propio bien.

Nuestra nueva vida en Cristo no es una vida de éxitos continuos. Hay nuevos desafíos. Los viejos hábitos y las viejas relaciones no cambian con facilidad. Surgen los conflictos. Hasta hay fuerzas espirituales que se nos oponen. Dudamos. Nos desalentamos.

Sin embargo, las cosas son distintas. No estamos solos. Hemos entrado en una alianza nueva y viva con Jesucristo. Él nos guía. Nosotros lo seguimos. Nuestra fe está puesta sobre un fundamento nuevo, y ese fundamento es Cristo. Las palabras que Él nos dirige son maravillosas y tranquilizadoras: “Nunca te dejaré; jamás te abandonaré” (Hebreos 13:5).

Con el tiempo, esa vida transformada causa un impacto en todo lo que somos y hacemos. Recuerde la relación que tenía Adán con Dios antes de la caída. ¿Acaso el Señor no querría ver restaurada esa clase de comunión, incluso en nuestro trabajo? El dueño de un negocio comentaba en una entrevista con la publicación Harvard Business Review: “Me encantaría llevar el lugar de trabajo tan cerca del Huerto como me fuera posible, aunque sé que no se puede. Pero no debo dejar de intentarlo”

 

                       AMIGOS UNIDOS EN CRISTO

     Una comunidad que lleva el mensaje del evangelio de salvación por el mundo

                                    Gracias a la hna. silvia por el fondo






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