Cuando estoy en armonía con el Espíritu, el deseo de servir a los demás se despierta en mí. Quiero expresar a Dios a través de mis pensamientos, palabras y acciones. Al despertar a la voz del Espíritu en mí, siento que mi corazón se expande con gratitud. Me doy cuenta de que soy un vehículo por medio del cual Dios se revela al mundo.
Pregunto al Espíritu cómo puedo servir. Mi corazón está abierto, escucho con gratitud y actúo según la guía que recibo. Al compartir mis talentos con pasión, despierto a todo lo que soy y a todo lo que tengo para dar. La energía del Espíritu en mí se enciende. ¡Ardo con gran pasión por servir!
Los que de voluntad se sintieron impulsados, presentaron al Señor una ofrenda … para todo su servicio.—Éxodo 35:21