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General: LA PALABRA DIARIA MES DE NOVIEMBRE
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De: Tatisverde (Mensaje original) |
Enviado: 02/11/2016 13:29 |
Soy uno con la Fuente de todo.
Sé que Dios es la Fuente de todo amor, comprensión, paciencia y bondad. Y Yo soy parte de esta Fuente poderosa. Para lograr balance y serenidad en mi vida, sólo tengo que dirigirme a mi interior, al silencio de mi alma.
Si tengo una multitud de cosas por hacer y estoy atrapado en el tráfico o si me siento cansado después de un largo día, puede que mi paciencia flaquee. De ser así, tomo tiempo donde esté para vincularme de nuevo con mi Fuente. Hacer una pausa intencional calma mi mente y revive mi espíritu. Al restaurar mi paciencia y sosegar mi mente, me relaciono más eficazmente con las personas a mi alrededor. Recuerdo que mi Fuente es ilimitada y eterna.
Que el Dios de la paciencia y de la consolación les conceda a ustedes un mismo sentir, según Cristo Jesús.—Romanos 15:5 | |
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En el Silencio, escucho. En la quietud, Dios responde.
Nuestros días están llenos de mensajes de amigos, de familiares, de compañeros de trabajo y de los medios de comunicación. Aunque pueda parecer difícil discernir cuál o si alguno de estos mensajes es divino, aprendo a escuchar con un corazón y una mente abiertos a Dios.
“Eres amado” es la melodía que trinan los pájaros. “¡Puedes hacerlo!” es el susurro que escucho antes de afrontar un reto. Otras veces, una idea persistente me incita gentilmente a la acción: “Trata esto”. “Estoy contigo siempre”, es lo que oigo al comenzar a orar. Las maneras con las que Dios me proporciona guía y ánimo no tienen fin. Cuando escucho palabras que me elevan e inspiran, sé que son mensajes divinos destinados sólo para mí.
Recobré las fuerzas, y dije: “Mi señor me ha infundido ánimo. Hábleme ahora”.—Daniel 10:19
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Confío en el proceso de la vida.
En la naturaleza, todas las cosas tienen un propósito. Quizás no disfrute de los truenos ni de los días fríos y húmedos, mas comprendo y aprecio por qué son importantes y necesarios. Confío en el proceso de la vida.
En esas áreas del planeta donde hay cuatro estaciones, la tierra se transforma de un paisaje exuberante a una escena que parece árida. Sin embargo, sé que la desnudez y la decadencia del otoño y del invierno conducen a un nuevo nacimiento. Confío en el proceso de la vida.
Todas las cosas tienen un propósito. El orden divino existe en todo lo creado, aunque no pueda comprenderlo. Quizás piense que ciertas áreas de mi vida son áridas e infructíferas, mas tengo fe en que aun debajo de lo más retador existe la promesa de nueva vida.
Tú hiciste la luna para medir los tiempos; el sol sabe cuándo debe ocultarse.—Salmo 104:19 | |
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Poderosas corrientes del amor sanador de Dios fluyen en mí ahora.
Si un ser querido o yo enfrentamos un reto de salud, el amor sanador de Dios es la respuesta. A pesar de lo que las apariencias puedan sugerir, el poder milagroso de la fe ya está en acción.
Si por medio de la oración Dios me dirige a ir a un médico, lo hago. Dios me ama y tiene un plan para mí que incluye una vida feliz y saludable. Así que en vez de enfocar mi atención en lo que pueda estar mal en mi mente o cuerpo, la concentro en la vida divina en mí.
Estoy rodeado por el amor de Dios y envuelto en Su abrazo. Yo soy sano y estoy bien en alma, mente y cuerpo. La vida revitalizadora de Dios fluye en y por medio de cada célula y órgano de mi cuerpo. Yo soy vibrante, saludable y fuerte. ¡Gracias, Dios!
Ellas son vida para quienes las hallan; son la medicina para todo su cuerpo.—Proverbios 4:22
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Estoy receptivo a la provisión divina con un corazón agradecido.
La prosperidad es un estado mental, un enfoque feliz, exitoso y positivo. Cuando mantengo mis pensamientos enfocados en las infinitas posibilidades ante mí, puedo apreciar mayor bien en mi vida.
Permanecer con mis pensamientos positivos puede no ser fácil si tengo grandes deudas o no puedo cubrir mis necesidades. Tales cosas pueden impedir que vea el bien a mi alrededor.
Mas cuando elijo cambiar mi enfoque, mi visión se aclara y veo las bendiciones que siempre han estado en mi vida. Mi actitud cambia del temor a la gratitud. Hoy, aclaro mi visión y mantengo mi enfoque en el abundante bien de Dios. Con un corazón agradecido, estoy receptivo a la provisión divina y me siento bendecido abundantemente.
Esperen un poco y podrán ver las grandes cosas que el Señor hará entre ustedes.—1 Samuel 12:16 | |
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