Vivir hasta los 120 años: Cómo renuncian a la comida en Silicon Valley para prolongar la vida
Uno de los esquemas de ayuno más divulgados es el de 5/2: alternar cinco días de alimentación habitual con dos de ayuno, consumiendo no más de 500 calorías al día.
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El efecto es explicado con la cetosis, una situación metabólica del organismo que induce el catabolismo de las grasas a fin de obtener energía, generando cuerpos cetónicos, los cuales descomponen las grasas en cadenas más cortas, generando acetoacetato, que es usado como energía por el cerebro y el resto de los órganos del cuerpo humano.
Algunos dietistas, no obstante, ponen en duda la idea de que la cetosis se pueda activar tomando una bebida o que esta afecte al cerebro de manera peculiar. Normalmente, este estado se alcanza mediante el ayuno o una dieta especial baja en carbohidratos y alta en grasas.
Ayuno y adelgazamiento
A pesar de que los seguidores modernos del ayuno defienden que lo que buscan es aumentar la longevidad y las capacidades y no adelgazar, la realidad es que pierden peso a consecuencia de este procseo. Por ejemplo, Jeffrey Woo señala que después de su ayuno de una semana, perdió cinco kilogramos.
El problema del ayuno intermitente, como con cualquier dieta, es que no siempre es posible mantener el resultado obtenido.
En cualquier caso, a los que eligen este sistema, la Asociación Británica de Dietistas recomienda que sigan el plan elaborado por un especialista, para no provocar un déficit de algunas sustancias importantes.
Manteniendo un ayuno prolongado, las personas inicialmente pierden mucho peso, pero después de él pueden aumentarlo en la misma medida o más. Debido al cambio de dieta, el metabolismo se ralentiza y el cuerpo empieza a almacenar más activamente las calorías recibidas. Por lo tanto, los dietistas no recomiendan esta forma de abstención, sobre todo porque puede llevar a diversas consecuencias desagradables como caída de cabello, dolores de cabeza, estreñimiento o diarrea.
La dietista Yelena Mótova afirmó al portal Meduza que aboga por aprender a comer menos y no renunciar a la comida. "Este hábito es más fácil de desarrollar y es fisiológicamente sano", dijo.