Siempre estamos progresando, aun en esos momentos cuando parece que avanzamos dos pasos y retrocedemos tres. No podemos “desaprender” lo que hemos aprendido así como tampoco podemos deshacer lo que hemos experimentado.
Con esto en mente, tomo la decisión de avanzar con propósito. He aprendido de mis experiencias, y busco hacer más de lo que marca una pauta positiva en mi vida y menos de lo que no. Aun en momentos de caos existe el orden. Un fracaso me muestra lo que no debo hacer. Tengo fe en que al escuchar “el silbo apacible y delicado” seré guiado. Procedo con optimismo y confianza. Cada día es una oportunidad para progresar en mi vida.