En cada etapa de mi vida y desarrollo, crezco y expreso más y más de mi naturaleza divina. A medida que lo hago, aprendo a demostrar y dar vida más plenamente a mis cualidades espirituales de amor, paz, gozo y compasión.
Al ponderar acerca de mis decisiones pasadas, puede que dude de mi potencial, mas mi naturaleza y patrón divinos me dicen una verdad diferente. Tal como una bellota, llevo en mi la posibilidad de llegar a ser un majestuoso árbol. Para crecer, me abro a la luz de Dios y oro. Recibo sustento a través de la educación, el crecimiento espiritual y las relaciones personales sanas. Cuido de mí con amor. Al nutrir mi potencial, crezco y florezco.