Mis afirmaciones son palabras de vida, amor y sabiduría. Son verdades que están arraigadas en la presencia de Dios en mí. Afirmo:
Yo soy vida divina en expresión. Cada célula de mi cuerpo despierta a esta verdad. Al unirme al espíritu de Dios en mí todo mi cuerpo responde con nuevo vigor.
Yo soy amor divino en expresión. Creo un vínculo sagrado con los demás. El amor unifica mis relaciones personales y evoca respeto y aprecio mutuos.
Yo soy sabiduría divina en expresión. Estoy alerta y siento confianza dondequiera que estoy y en todo lo que hago.
Las palabras que la presencia de Dios evoca sanan, crean y renuevan.
Respondió Dios a Moisés:—“Yo soy el que soy”.—Éxodo 3:14