EL NIÑO Y EL SENDERO
Mirando un largo sendero
que cerca de él se extendía,
un niño de unos seis años
con ronca voz musitó:
Yo quiero que este camino
hacia esa estrella me guíe,
yo quiero que su mirada
me vea otra vez, ¡Jesús mío!
Sólo un milagro esperaba
ansiosamente el chiquillo,
y al ver que mucho tardaba,
gritando y llorando exclamó:
¡Mamita! Hace un año que te has ido
por este largo sendero,
hace un año que te evoco
y porque vuelvas yo rezo.
Me dijo papá que a una estrella
a esperarnos te alejaste,
¡yo quiero que este sendero
me abra las puertas a ella!
Mis amiguitos me han dicho
que tú no regresarás,
yo no creo en sus palabras;
sólo un consejo te pido:
¿cómo voy allí, mamá?
La tarde con sol radiante,
reflejo de un bello día,
se transformó en un instante,
mientras el niño decía:
¡Mamita, el milagro no ha tardado,
Dios mis ruegos ha escuchado!
Una tormenta siguió
a las súplicas del niño,
y en un momento una estrella,
vislumbrada entre los rayos,
con tenue luz alumbró
un largo sendero hacia ella.
Autora: Graciela Briglia
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