8-ALEGRÍA
Que haya más alegría y más risa
Cada alma tiene que tomar un sendero diferente para alcanzar la meta. No hay dos senderos idénticos. Busca tu propio y único camino y síguelo con una fe ciega.
Yo doy mis dones especiales a cada uno de vosotros y no hay dos iguales. Atesora esos dones y úsalos por completo.
Cada día creces como una semilla minúscula, expandiéndote, dejando lo viejo y profundizando las raíces. Encuentra tu seguridad en Mí y en Mi Amor, haciendo brotar pequeños pimpollos que deben ser atendidos con el mayor cuidado. No pueden ser probados más allá de sus fuerzas hasta que estén establecidos fuertes y firmes. Toda alma que ha elegido andar por los caminos del Espíritu puede ser examinada y sometida a prueba, debe atravesar el calor más ardiente para que se queme todo el desperdicio y solamente quede el oro más puro. Agradece por cada examen y cada prueba. A medida que uno es enfrentado y vencido, te encuentras nuevamente a lo largo del sendero espiritual siempre más cerca de la meta. Que haya más alegría y más risa en tu vida.
MIRA HACIA EL CIELO
Siempre hay algo por lo cual estar gozoso, si mantienes tus ojos y tu corazón bien abiertos, de manera que puedas disfrutar de todas las pequeñas alegrías a tu alrededor. Éstas crecen rápidamente hasta que todo se transforma en regocijo y tu corazón siente que estallará de pura alegría. Encontrarás que es contagiosa. Cuando irradias alegría, la traes a la vida de los demás y la esparces como un regalo.
El espíritu que llevas es importante. Cuando dejas tu hogar cantando de alegría y felicidad, llevas ese espíritu a todos los que están en contacto contigo, ya sea que estén en la calle, en los negocios o sentados a tu lado. Tú puedes elevar a los demás al reino de la alegría o arrastrarlos al pozo de la depresión y la desesperación. Depende de ti.
¿Qué importa cómo está el tiempo? Vence todos los obstáculos, resístete a ver lo oscuro y lo triste. Ve sólo la luz; mira con optimismo, no importa cuán oscuro pueda ser el problema. Eleva tus ojos hacia el cielo, con optimismo.
Del libro: "Dios me habló" de Eileen Caddy
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