Habla claro.
Esto puede no "hablarte" a ti si eres alguien que no tiene problema en mostrarle a los demás quién eres. Pero al resto de nosotros es necesario que nos recuerden hablar de nuestra verdad sin importar lo que la gente diga. Y si lo que tenemos que decir no es adecuado sólo porque otros no lo dicen, no quiere decir que nosotros no debemos hacerlo (si es nuestra verdad).
Cuando alguien se traga sus palabras, no mostrándolas con claridad, no expresándolas, esa energía queda embotellada. La vasija del habla necesita entrenarse para que podamos mantener nuestra energía circulando.
Hoy, escucha lo que dices, incluso cosas mundanas. Obsérvate. Y luego entrénate poco a poco a abrir tu boca y dejar salir a tu corazón.
Yehuda Berg
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