ELOGIO DE LA IMPERFECCIÓN
Traer hijos al mundo no es natural, como tampoco es natural casarse.
Lo natural es aquello que sucede sin consultar nuestra voluntad. El apareamiento de los animales, la fecundación de las especies, son naturales porque tienen un ritmo de acontecimiento que une a los seres y los hace funcionar dentro de un programa prefijado.
La naturaleza es un programa cíclico dentro del cual los individuos se comportan como puentes, sectores, engranajes para que el programa se cumpla.
En la naturaleza los seres son todos perfectos ¿Qué significa perfecto? En su origen latino ese vocablo designa lo hecho, completado, terminado.
Nace el tigre y al poco tiempo es todo lo tigre que un tigre puede ser.
Nace el cervatillo y al poco tiempo es todo lo cervatillo que un cervatillo puede ser.
Eso es ser perfecto. La perspectiva de que el segundo sea perseguido, apresado y devorado por el primero, es natural; como su opción contraria, la de huir, salvarse.
No eligen. No quieren. Son.
Contemplamos la naturaleza y le proyectamos nuestros propios valores; hablamos de animales tiernos como padres, hijos, parejas, caricias, dulzuras. Son nuestros ensueños antropomórficos lo que ahí vemos.
Ellos no traen hijos al mundo. Procrean. Copulan. Paren crías. Y con ellas hacen lo que su programa genético les ordena.
A veces decimos, románticamente, que quisiéramos ser libres como los pájaros.
En la naturaleza no hay libertad.
Los pájaros no son libres. Volar no es una voluntad, es parte del programa ser- pájaro.
Nosotros, en cambio, somos imperfectos. No estamos del todo hechos. Por eso disponemos de libertad.
Aunque tenemos nuestras limitaciones. Algunas son de orden natural: el cuerpo, el sexo, los genes de cada uno, las tendencias, los talentos...Otras de orden social, familiar, económico, racial, geográfico.
Es poco lo que podemos elegir. Pero ese poco es mucho y de él depende el sentido de la existencia.
Creemos en cosas que no están en la naturaleza.
Creemos en valores. Tenemos principios, ideas, finalidades. Cuando el hombre se levantó sobre sus patas traseras y liberó las delanteras, comenzó a ver el mundo, a tomar distancia, y de esa manera pudo preguntarse qué soy yo y qué es lo otro que está frente a mí.
Eso es ser hombre: tener mundo, además de estar en el mundo. No, traer hijos al mundo no es natural; es sobrenatural, es la naturaleza y algo más.
Autor: Jaime Barylko
...continuará.
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