
VESTIGIO
Una luz enredada entre objetos y libros –una luz que es la huella que ha dejado la luz– ahora me descubre la presencia del tiempo, su transcurso y su instante. A mi lado, el vestigio de la mañana ida; delante de mis ojos, la fórmula presente de lo que ya se fue. Hay en todo un destello, una pátina apenas; es un barniz remoto: está diciendo algo que ya no puede oírse. Los muebles se resignan (saben obedecer a lo sutil como asienten al tacto) y despliegan su astucia, y bendicen la atmósfera y el orden que así se perfeccionan. Yo estoy formando parte de este cuadro secreto, de estas puras pavesas, de esta mañana ida y demorada y frágil. Mi presencia interroga pero se hunde en el tiempo, la arena que lo es todo y no puede escuchar.
Antonio Cabrera


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