Existen tantas visiones de la realidad como personas que la vivencia.
Y esas visiones pueden ser tan diferentes que una misma circunstancia puede ser fabulosa para unos y espantosa para otros.
La realidad de un hombre depende de su ser interior y de su circunstancia.
Las cosas van o vienen, de acuerdo al punto en donde estemos situados.
Esto, de algún modo, significa que una parte de nuestra realidad depende de nosotros.
Y es precisamente sobre esa parte donde debemos actuar.
Poco podremos, posiblemente, hacer sobre el entorno y la circunstancia.
Pero sí podemos situarnos en una posición más favorable,
haciendo que esos factores confluyan hacia nuestro bienestar.
No dejemos de hacer lo mejor para nosotros y para quienes nos rodean y nos quieren bien.
No aceptemos el destino así, como viene, dejando que mueva nuestra vida a su entero antojo.
No Explotemos al máximo esa porción que depende exclusivamente de nosotros.
Seguramente descubriremos una nueva realidad...
Una realidad mejor...
Una realidad que se ajusta a nuestra medida...
Una realidad hecha, en gran parte, por nosotros, para nosotros...