Si la tristeza nos invade sonríamos, si sonreír no es suficiente, entonces silvemos y si el silbar nos falla ,busquemos en nuestro interior las múltiples formas que tenemos para ser felices y estar agradecidos.
Veremos atónitos como la tristeza ,la pena o el dolor que nos agobie se irá desvaneciendo paulatinamente como la nieve cuando es acariciada suave y persistentemente por los cálidos rayos del sol.
No le demos cuerda al abatimiento , levántemos nuestro ánimo , adoptemos una actitud triunfadora para que lleguemos a ser personas verdaderamente felices , pero para lograrlo debemos ser también personas agradecidas de Dios por toda la belleza que nos regala y por todos los dones con los cuales no ha dotado.
Que ÉL los bendiga y guarde con bien.