
3- RIEGO Y TUTOR- El cuidado
Primera parte
El terreno, la semilla y la oportunidad se han encontrado en la sorprendente combinatoria generativa. Ahora es tiempo del cuidado. Una tarea muy delicada comienza fuera del escenario, anticipo de nuevas y prontas formas. El trabajo más fino de la planta no se ve, es subterráneo, opera en la raíz, que debe estar protegida de las contingencias externas.
El hombre es un árbol invertido; su raíz está en el cerebro; éste debe estar quieto, no mortificado por tensiones externas ni internas, sereno, completo, no comprimido. Entonces puede operar sobre el conjunto de su vida de relación con inteligencia.
La planta novel debe recibir el estímulo nutriente del agua; la raíz está muy atenta a este contacto benéfico, a la protección- alimento, amor de madre, ternura. María, matriz, mar, madera, mater, madre, mamá, habla del femenino cósmico; el Yin universal, irreemplazable, sagrado, que avanza cediendo.
Cuando el carpintero cepilla o lustra una madera también acaricia, luego se percibe la calidez de lo que fue tratado con amor.
En la antigüedad se comentaba en viejos mitos orientales que el alma antes de nacer tiene la opción de elegir el sexo. Las almas grandes que eligen el femenino, lo hacen porque es la mejor condición para dar amor, más cuidado ante tanto dolor.
El agua es mucho más escasa que el oro en todo el universo. Ni en Venus se encuentra. En la Tierra abunda, por eso buscamos lo que no tenemos. Debiéramos disfrutar de más riego y de menos sequía, más amor y menos crítica, más ternura y menos demanda.
¿Pero cuánto de madre, de agua, necesita la planta? Mucho riego ahoga, mata; poco reseca, no alcanza. El riego tiene su riesgo en la simple s de más o de menos. También es muy importante la calidad de las entregas; hay un problema de dosificación: ¿cuánto, cuándo, cómo? En jardinería el símbolo del cuidado se expresa en la regadera no en la inundación, en el río fuera de madre.Si nos aproximamos a una planta con codicia o deseo, desaparece y es imposible encontrarla. A las plantas y a las flores silvestres hay que hablarles. Un experimentado jardinero señalaba: es necesario tener su permiso antes de tocarlas, hay que dirigirse a ellas con humildad: "¿Me permites que te toque o preferirías que esperara?"
Cuando la raíz alcanzó su desarrollo agradece y por sí sola consigue agua; no necesita ya del riego inicial. Es toda planta. Nació para serlo.
Hay un momento que el tallo novel requiere dirección complementaria, apoyo, contención, estímulos orientadores del crecimiento. La hidroponia no reemplaza al tutor; ni el arco tenso de la amazona a la presencia del padre.
El tutor es guía tranquilizante en la conquista del propio espacio: "ayúdame a hacerlo solo" pide el brote incipiente. La tarea es de compañía, no de agobio, sino complica y genera un sobre- esfuerzo adaptativo. Hay una luz que ilumina, otra enceguece o quema. Es imprescindible el respeto por la inteligencia en formación.
Continuará...
