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'Desearíamos ver al presidente'
dijo suavemente el hombre.
'El estará ocupado todo el día'
barbotó la secretaria.
'Esperaremos' replicó la mujer.
Por horas la secretaria los ignoró,
esperando que la pareja finalmente
se desanimara y se fuera.
Ellos no lo hicieron, y la secretaria
vio aumentar su frustración y
finalmente decidió interrumpir al
presidente, aunque era una tarea
que ella siempre esquivaba.
'Tal vez si usted conversa con ellos
por unos minutos, se irán' le dijo.
El hizo una mueca de desagrado
y asintió.
Alguien de su importancia
obviamente no tenía el tiempo para
ocuparse de ellos, y él detestaba
los vestidos de
algodón barato y los raídos trajes
en la oficina de su secretaria.
El presidente, con el ceño
adusto y con dignidad,
se dirigió con paso arrogante
hacia la pareja. La mujer le dijo
'Tuvimos un hijo que asistió a Harvard
por sólo un año.
Él amaba a Harvard. Era feliz aquí.
Pero hará un año, murió en
un accidente.
Mi esposo y yo deseamos levantar
un memorial para él, en alguna
parte del campus'. El presidente no
se interesó. El estaba en shock.
'Señora', dijo ásperamente,
'no podemos poner una estatua para
cada persona que asista a Harvard
y fallezca. Si lo hiciéramos,
este lugar parecería
un cementerio.' 'Oh no', explicó la
mujer rápidamente.
'No deseamos erigir una estatua.
Pensamos que nos
gustaría donar un
edificio a Harvard'
El presidente entornó sus ojos.
Echó una mirada al vestido de
algodón barato y al traje raído,
y entonces exclamó: 'Un edificio!
¿Tienen alguna remota idea de cuanto
cuesta un edificio?
Hemos gastado más de
siete millones y medio
de dólares en los
edificios aquí en Harvard!' Por un momento la mujer quedó
en silencio. El presidente
estaba feliz.
Tal vez se podría deshacer
de ellos ahora.
La mujer se volvió a su esposo y
dijo suavemente
'¿eso es todo lo que cuesta
iniciar una universidad?
¿Por qué no iniciamos la nuestra?'
Su esposo asintió.
El rostro del presidente
se oscureció en confusión
y desconcierto.
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