Por Luján Scarpinelli De la Redacción de lanacion.com
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'Los sueños nunca desaparecen, siempre que las personas no los abandonen'. La frase que sus amigos le dedicaron habla de su actitud. Como cualquier joven de 25 años, Pablo Fernández persigue sueños hacia los que, con esfuerzo ?si es que cabe en esa palabra-, intenta avanzar a diario, desde hace casi cinco años, cuando en un scrum, durante su segundo partido en primera, sufrió una seria lesión medular que, en lo inmediato, le costó seis meses en terapia intensiva, y que, en lo siguiente, condicionó su vida al dejarlo cuadripléjico.
Fueron sus sueños, esos que nunca abandonó, los que lo impulsaron a revertir los pronósticos médicos que afirmaban que no podría volver a mantenerse sentado, y ni siquiera respirar sin asistencia.
Hoy, lejos de aquél 28 de agosto en el que salió a la cancha con la casaca de su club, el Sporting de Mar del Plata, como lo había esperado desde los cuatro años cuando agarró la ovalada por primera vez, Pablo prepara uno de sus últimos finales en la facultad.
Después de dos años de rehabilitación, con tratamientos múltiples y con el apoyo de su familia, pudo reanudar su vida. La ayuda de la Unión Argentina de Rugby, la Fundación Rugby Amistad, y redes solidarias de padres y amigos marplatenses le permitieron, en 2007, afrontar un tratamiento de 30.000 dólares con células madres, en el instituto Fleni.
Pablo cursaba en tercer año de Diseño Industrial en el momento del accidente. Luego, se vio obligado a adaptar sus gustos a sus posibilidades. No se detuvo: este año, terminará de cursar la licenciatura en Diseño Gráfico y Comunicación Visual que estudia en el Centro de Altos Estudios en Ciencias Exactas (Caece) de la ciudad, donde fue becado.
Hasta allí lo trasladan, con su silla, en una camioneta que adquirió su familia con la recaudación de una fiesta que organizaron sus amigos. Tanto como para cumplir con las obligaciones de la carrera como para hablar por teléfono, se vale de un mouse que adaptó con su hermano, Juan Martín, a la computadora. Un soplido por una manguera delgada incorporada al aparato se traduce en un click. Y así opera la máquina como uno más.
Con el paso del tiempo, y a fuerza de varios encuentros semanales con una fonoudióloga, su voz recuperó el tono. No hay quien, a su alrededor, no admire la voluntad con la que se levanta cada día.
Pablo dice que ya no se preocupa por cosas sin sentido, que aprendió a valorar muchas otras, en especial, a los que lo rodean: su familia y sus amigos. Quiere transmitir que 'se puede salir adelante', que 'hay que ser optimista'.
Unirse ante la adversidad. Como ocurrió con Pablo, en cuyo beneficio se organizaron torneos, fiestas, y hasta se llegaron a vender calcos, el rugby se une ante la adversidad. Además de este caso, el año pasado, luego del fallecimiento de Juan Cruz Migliore, jugador de CUBA, la severa lesión de Rodrigo Cortés, de Curupaytí, volvió conmover al ambiente.
También el accidente de Iñaki Benítez Cruz, quien se recupera, a los 17 años, de una lesión cervical que sufrió el 19 de abril pasado, en un partido de su categoría (menores de 19), cuando representaba a su club, Deportiva Francesa, despertó la solidaridad en el rugby. El último fin de semana de julio se organizó un torneo para ayudar a la familia a afrontar el pago de su tratamiento.
Rugby Amistad contabiliza 24 lesionados cervicales en el país, según señaló Ignacio Rizzi, presidente de la fundación y ex jugador del SIC, quien resultó lesionado cuando jugaba para el Villneuve-sur-Lot, en Francia. 'La estadística da un promedio de un lesionado por año', indicó. La fundación tuvo contacto con todas las familias, para asesorarlos y otorgarles una colaboración económica.
Todos ellos, como Pablo, luchan a diario por salir adelante, sin abandonar el sueño de estar cada día un poco mejor. Un sueño que no sólo depende de ellos?
Más información: www.todosporpablo.com.ar