los mínimos traspiés de cada día!

¡Eres mucho más grande en tu valía,

que eso que te incomoda en el sendero…!

Contemplá cada roce en tu camino,

sólo como a una instancia diferente :

¡no dejes que por hábito, tu mente,

le ponga la etiqueta de dañino! 

Porque es, amigo, tu reacción sin freno,

la que te hace sentirte fastidioso…

¡pero existe un estado de reposo,

de “no reacción”…, beatífico y sereno…! 

Y en él, te elevas sobre tu experiencia…,

le quitas el poder de perturbarte…

¡y no hay nada que pueda molestarte

cuando vas más allá de la apariencia!

Solo hace falta que respires hondo…,

y que entres en ti mismo…más…y más…,

hasta que un dulce manantial de paz,

emerja desde el fondo de tu fondo…

Y entonces a las cosas fastidiosas,

empezarás a verlas muy pequeñas…,

y entenderás, -con expresión risueña-,

¡que al final, todas son “pequeñas cosas”!

Y ya no habrá más pena ni amargura,

ni irritación alguna en tu camino…,

y al fin, como un espejo cristalino,

¡serás reflejo de la luz más pura…!

Jorge

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