Siete enfoques para aprender a manejar el negativismo
1. Dejar de pensar en las "emociones negativas". El pensamiento y las
emociones negativas son formas de ser que se aprenden. Nuestra sociedad nos
enseña a preocuparnos, a tener miedo y a ser negativos. Se requiere enormes
dosis de positivismo para contrarrestar esas enseñanzas. Pero lo bueno es
que son pensamientos y éstos dependen de nosotros y se pueden cambiar. Por
lo tanto, como no se pueden tener dos pensamientos a la vez, cuando te
sorprendas pensando algo negativo que te va a infundir temor o preocupación,
di "Alto" y cambia ese pensamiento por otro positivo.
2. Evita siempre los juicios. Lo mismo que con los pensamientos, evita
juzgar a los demás o condenarlos. Con frecuencia es mejor no decir nada y
tratar de reforzar lo positivo que vemos en los demás. Si te esfuerzas en
ver en ti y en los demás lo bueno, pronto serás más feliz y más saludable.
3. Enciende la luz. Tratar con emociones negativas puede asemejarse a estar
en un cuarto a oscuras. Puedes elegir estar siempre en la penumbra, pero si
te cansas puedes encender la luz. Se logra esto sacando del interior
cualquier emoción positiva.
4. Atiende a lo que haya de bueno y positivo. Siempre se pone énfasis en lo
que está mal en lugar de atender lo que está bien. Siempre hay una parte
tuya que quiere estar bien. Si alguna parte de tu mente o tu cuerpo está
mal, dale un descanso, es decir atiende por un tiempo otras áreas con perdón
y afirmaciones, de manera que las partes sanas refuercen las más débiles.
5. Admira a alguien. Siempre conviene tener a alguien a quien admirar.
Observa qué actitudes llevaron a esa persona a una vida positiva y
admirable.
6. Elige tus emociones. Tú debes tener el control de tu vida y tus
emociones. Aprende que estímulos te provocan qué reacciones y así podrás
elegir las emociones que manifiestes. Lo creas o no tienes el poder de
utilizar tus emociones a tu favor.
Aumenta tus alternativas. Cuando te creas víctima de tus emociones
negativas, haz una lista de las otras formas en que podrías responder, aún
cuando te parezcan imposibles para tu forma de ser: por ejemplo enfrentar la
situación a pesar del miedo. De esta forma abrirás un abanico de
posibilidades que no te atreverías ni a soñar. Elige, elige, elige. Tienes
el poder de elegir cómo te quieres sentir. No dejes perder este derecho.
D/A