LA BALANZA
Mensaje enviado por el
CE “Amalia Domingo Soler”
Lima - Perú
Una mujer pobremente vestida, con un rostro que reflejaba tristeza,
entró a una tienda, se acercó
al dueño y de manera humilde
preguntó si podía llevarse algunas cosas a crédito; con voz suave
explicó que su esposo estaba muy enfermo y que no podía trabajar,
tenían siete niños y necesitaban
comida.
El dueño no aceptó y le solicitó
que abandonara la tienda.
Sabiendo la necesidad que estaba pasando su familia la mujer rogó:
“Por favor señor, se
lo pagaré tan pronto
como pueda"
El dueño le dijo que no podía darle crédito, ya que
no tenía una cuenta de crédito en su tienda.
De pie, cerca del mostrador, se encontraba un cliente que
escuchaba la
conversación entre el dueño de la tienda y la mujer.
El cliente se acercó y le dijo
al dueño de la tienda que el se haría cargo de lo que
la mujer necesitara para
su familia;
Entonces el dueño, amoscado, preguntó a la mujer:
" ¿Tiene usted una lista
de compras?".
La mujer dijo:
"Si señor";
"Esta bien," dijo el dueño,
"Ponga su lista en la balanza de platos y lo que
pese su lista le daré
en comestibles".
La mujer titubeó por un
momento y cabizbaja buscó en su cartera un pedazo de papel, escribió
algo en él y lo puso, triste aún, en uno de los platos
de la balanza.
Los ojos del dueño y
del cliente se llenaron
de asombro, cuando el
plato de la balanza
donde estaba el papel,
se hundió hasta el fondo
y se quedo así.
El dueño, sin dejar de mirar la balanza dijo:
"No lo puedo creer"...
El cliente sonrió y el dueño comenzó a poner comestibles en el otro plato
de la balanza.
La balanza no se movía,
por lo que continuó
poniendo más y más comestibles,
hasta que se llenó.
El dueño se quedó
pasmado de asombro.
Finalmente, tomó el pedazo de papel y lo miró todavía más asombrado....
¡No era una lista
de compra!
Era una oración
que decía:
“QUERIDO SEÑOR,
TÚ CONOCES MIS
NECESIDADES Y YO
VOY A DEJAR ESTO
EN TUS MANOS"
El dueño de la tienda le entregó los comestibles que había pesado y
quedó allí en silencio.
La mujer agradeció y
abandonó la tienda;
el cliente entregó un billete de cincuenta dólares al dueño y
le dijo:
"Valió cada centavo de
este billete; ahora
sabemos cuanto pesa
una oración".
EL PODER DE
LA ORACION
Solo detente ahora y haz una sencilla y sincera oración por ti, por los tuyos .
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No tiene costo pero si muchas recompensas.
¡ QUE DIOS TE BENDIGA !
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