El Arpa
"De que manera tan cariñosa trata el arpista su arpa!
Encuentra en ella una nota desafinada y desagradable.
Estira la cuerda con el tornillo torturador, y
aunque parece que va a reventar a causa de
la tensión, la sacude nuevamente y se inclina
con suavidad para oirla como antes, hasta que,
al final, es posible ver una sonrisa en su rostro,
cuando concierta con la verdadera nota."
Puede ser que Dios este trabajando contigo
de la misma manera.
Amándote mucho más que el arpista ama su arpa.
El puede encontrarte como si fueras un
conjunto de cuerdas disonantes.
El toca las fibras de tu corazón causándote dolor.
Se inclina sobre tí con amor, golpeando y escuchando,
y al oir solamente una voz aspera de queja,
vuelve a tocar, mientras que su corazón sangra por tí,
esperando ansiosamente de aquella tirantez;
"Hágase no mi voluntad sino la tuya";
la cual es una melodía tan dulce a sus oídos
como la de los mismos ángeles.
El no cesará de tocar hasta que tu alma
purificada por la aflicción se haya mezclado
con todas las armonías puras e infinitas
de su propia existencia.
(de mi correo)
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