Mejora Tu Actitud
Por Guido Rosas
Una de las preocupaciones más
frecuentes en muchas de las
empresas con las cuales he
colaborado, es el fomentar en
sus equipos una mejora de actitud.
Lo mismo sucede en las relaciones
de pareja, de padres e hijos,
e incluso, de los amigos.
Se pide una mejor actitud como
si tan sólo fuera una necesidad
técnica y, muchas veces,
aunque la gente procure mejorarla
no logra un cambio substancial
y constante.
Debemos entender que la actitud
es la acción en consecuencia de
lo que siento y pienso.
Luego entonces, si una persona
pretende tener una actitud amable
y gentil, pero no se percata de
que lo que siente y piensa va
en contra de las circunstancias,
lo más probable es que su
intención falle.
La comunicación humana
comprende los lenguajes verbal,
oral y corporal.
El lenguaje verbal es lo que
expresamos con palabras e
impacta 7% de la comunicación.
La veracidad de la información
será avalada por el lenguaje oral,
el cual consiste en el tono, el ritmo
y la intención de lo que decimos,
y su impacto es del 38%, mientras
que el lenguaje corporal está
determinado por lo que expresa
nuestro cuerpo y rostro, o sea,
muestra lo que sentimos, y
su impacto en la comunicación
es del 55 por ciento.
Por ejemplo, cuando alguien te dice
que se encuentra bien, pero
no le crees porque en realidad
su cuerpo y su tono están
informándote que lo está
pasando fatal.
Cuidar nuestra actitud no consiste
en cuidar nuestro comportamiento.
Primero es necesario alertarnos a
escuchar qué está pasando en
nuestros pensamientos.
Si ante un cliente me muestro
amable o generoso, pero a cambio
pienso que es tonto, que
estoy perdiendo el tiempo,
que quiero irme a casa,
que espero que ya se largue y
además me importa
un comino ayudarlo,
algo en mi tono, en mi mirada o
en la reacción de mi cuerpo
estará expresando lo que siento,
más allá de mis palabras.
Ahora bien, si me percato de ello
y busco la intención sincera de ayudar,
de apoyar o de solucionar el problema
de la persona con la cual negocio,
eso contribuirá a tener una mejor
actitud a partir de lo que digo,
de cómo lo digo, y entonces mejore
la expresión de mi rostro y
de mi cuerpo.
Un ejercicio muy valioso
es observar a los demás
para escuchar
poderosamente y así percatarnos
de qué está sucediendo.
No para corregir a los demás sino
para ir más allá de las palabras y,
al comprender a la contraparte,
ayudemos con nuestra actitud a que
la relación fluya mejor.
Asimismo, para mejorar
nuestra actitud debemos
observarnos,
buscar los pensamientos
más valiosos que contribuyan a
construir una actitud más favorable.
Si lo que pienso y siento está
a punto de hacerme explotar,
eso se reflejará en mi cuerpo y
en mi tono.
Pero si logro un pensamiento
más positivo y constructivo,
y encuentro más paz y tranquilidad,
también lo expresará mi rostro,
mi tono y mi cuerpo.
A manera de recordatorio,
en una tarjeta escribe: Hoy cuido
mi actitud a partir de lo que pienso.
O bien, si no es por ese medio,
emplea cualquier otra forma como
por ejemplo un anillo,
una imagen en tu escritorio,
o cualquier otra que continuamente
te lleve a recordar y a observar
tus pensamientos, y así generar
una actitud más productiva dentro
de ti mismo.
Te aseguro que la constante
práctica de este ejercicio
propiciará una mejor actitud
así como mejores relaciones con
los demás, con tus proyectos y,
en consecuencia, con tu vida.
Te invito a reflexionar sobre el tema
y ponerlo en práctica más allá de
la teoría.
Comprueba sus beneficios y,
asimismo, comparte esta información
con tus equipos de trabajo,
con tus amigos o con quien tú desees,
y motívalos a recurrir a
esta herramienta, a realizar
esta tarea.
Ello propiciará más y mejores
beneficios en tu entorno.
Sobre Guido Rosas:
Escritor, consultor y conferencista.
Autor de los libros Autoliderazgo,
Dinero llama Dinero y Liderazgo en ventas
con calidad humana, entre otros.
Conferencista internacional que ha
dictado más de 500 conferencias de
Ventas y Liderazgo a lo largo del
Continente Americano.
www.guidorosas.com
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