Dice Andrés Flores Colombino, Médico , psiquiatra y
geriatra gerontólogo (Montevideo - Uruguay )
en su libro 'El Animal Político – Psiquiatría y Poder:
' Hay caracteres sin tacha moral, pero también peligrosos,
como los políticos paranoicos.
También suelen presentar historias de carencias
afectivas infantiles, vidas solitarias en que por su
extrema sensibilidad, se sintieron perseguidos o
perjudicados por sus padres, hermanos, maestras,
profesores, novias, amigos.
Su característica es la desconfianza sistemática
de todos, junto a tremendas oscilaciones de su
autoestima: se consideran, por momentos,
todopoderosos, por momentos, unos pobres
desgraciados.
Presentan conductas características: “Sospecha,
sin base suficiente, que los demás se van a
aprovechar de ellos, les va a hacer daño o les
van a engañar; Preocupación por dudas no
justificadas acerca de la lealtad o fidelidad de
los amigos y socios;
Reticencia a confiar en los demás por temor
injustificado de que la información que compartan
vaya a ser utilizada en su contra;
En las observaciones o los hechos más inocentes
vislumbra significados ocultos que son degradantes
o amenazadores; Alberga rencores durante mucho
tiempo, por ejemplo, no olvida los insultos, injurias
o desprecios; Percibe ataques a su persona o su
reputación que no son aparentes para los demás,
y está predispuesto a reaccionar con ira o
contraatacar; Celos conyugales.”
Como políticos, oscilan entre la sensación de
que pueden alcanzar los máximos honores,
a la impresión de que son despreciados
universalmente.
Son muy ambiciosos y agresivos, fanáticos, pero
hacen muchas cosas para demostrar lo contrario,
apaciguando simbólicamente a sus múltiples
enemigos de adentro y de afuera del partido.
También persiguen a sus rivales y adversarios,
pues poseen una gran capacidad de asociación
de hechos que interpretan, basados en sus temores.
Siempre “saben” todo lo que pasa,
de fuentes bien informadas que no revelan,
les encanta conspirar y estar en conocimiento
de hechos que nadie conoce, hablan al oído de todos,
suelen ser los infidentes que piden reserva,
pues creen que “con la verdad no ofendo ni temo”
parafraseando a Artigas.
Son los eternos denunciantes y litigantes que
piden informes a todos sobre todo,
pues como legisladores se creen jueces,
y como jueces, Dios.
Son los reinvindicadores natos,
“caiga quien caiga”,
sin medir las consecuencias ni la oportunidad,
por lo que comprometen gravemente a sus sectores
políticos o partidos, pues actúan como francotiradores.
Campeones de la justicia, blandiendo “verdades”
a diestra y siniestra, les encanta “destapar tarros”
y ser transparentes, por lo que cuentan con
el apoyo de todos los reivindicadores paranoicos
de todos los partidos y algún independiente,
pues los hay en todos lados, pero el apoyo es
de corta duración.
También cuentan con el rechazo de los moderados
y componedores de todos los sectores que también
los hay.
Suelen ser “provocados” por los adversarios,
pues su reacción provee de material aprovechable
por los opositores, ya que los paranoicos
no dudan en acusar a sus propios correligionarios,
hecho que no suele faltar, pues si “flechan”
la dirección de sus denuncias, se vuelven poco creíbles
y ellos deben ser siempre los más sinceros y veraces.
No pueden tener amigos íntimos, a menos que
sea un hermano o la madre.
Nunca despiertan indiferencia y son frecuentemente
convocados por periodistas y humoristas, por igual,
pues sus perfiles son caricaturizables con facilidad.
Pero a la larga salen perdedores, cosa que
no les afecta demasiado.
Los demás “no los comprenden”, según su opinión,
y las sanciones recibidas son sufridas como
galardones, heridas de la lucha santa.
También asumen la posición de víctima
propiciatoria del triunfo definitivo por su muerte.
Pero así como se sienten perseguidos,
también persiguen, con lo que perturban la paz
de sus partidos y del ambiente político en general.
Son rencorosos, celosos al extremo, incapaces
de tolerar las críticas, un señalamiento o
una observación, sobre todo si están en una fase
megalomaníaca.
No se trata de una psicosis, de una locura, sino
de una caracteropatía.
Es muy frecuente que todos los políticos posean
una cierta dosis de paranoia,
como cualquiera de nosotros, comunes mortales,
pero la función reivindicatoria en los dirigentes
políticos esta incrementada, acentuada, pues
toda lucha política o electoral, moviliza el
componente persecutorio de todos.
Siempre hay enemigos que combatir: los corruptos,
la oligarquía, los comunistas, las roscas,
las multinacionales, el FMI, los violentos, etcétera.
Tras el pensamiento de Flores Colombino,
nosotros agregamos que , predecir el pronóstico
de un sufrimiento individual de la paranoia es
absolutamente difícil.
La paranoia se convierte en generalmente
en una vida entera,... o una condición de por vida
si existe algún desorden mental subyacente,
tal como esquizofrenia o el desorden paranoico
de la personalidad.
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