El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y
decidió que tenía que avisar al mundo y a todas las
personas que lloraban, que ya no tenían que estar tristes
porque Jesús había resucitado.
Como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió que
si les llevaba un huevo pintado, ellos entenderían
el mensaje de vida y alegría y así lo hizo.
Desde entonces, cuenta la leyenda, que el conejo
sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores
en todas las casas para recordarle al mundo
que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.
Preciosa leyenda Isidro Luis,
me encantó leerte,
espero que se repita pronto.....
Mis cariños desde Argentina....