Por Dr. Edwin O. Espinal F.
En nuestro país, la migraña no ha recibido una adecuada atención como una prioridad de salud pública y su impacto en la sociedad ha sido subestimado, sin embargo, es una de las causas más frecuentes de consulta en la práctica clínica, y es la primera causa de consulta en el Servicio de Neurología.
La migraña se describe como un dolor de cabeza intenso, pulsátil y generalmente unilateral. Es periódica, con una frecuencia de tres a seis veces por mes y una duración hasta de 72 horas; se acompaña o es precedida de diversos síntomas como: fotofobia, (cuando molesta la luz), visión borrosa, auras (“mimitas”), náuseas, y vómitos.
En el 60 % de los pacientes hay historia familiar de Migraña.El aura, son síntomas neurológicos usualmente visuales que son reportados en aproximadamente 20% de los ataques, la migraña sin aura es más común, especialmente en mujeres.
La causa de la migraña es desconocida y su fisiopatología no se comprende aún completamente. Se sabe que existen cambios en el flujo sanguíneo arterial en el cerebro y las cubiertas craneales, pero no está claro si la vasodilatación y la vasoconstricción son una causa o la consecuencia de la migraña.
La reacción inflamatoria neurógena que se produce se continúa con vasodilatación, activación linfocitaria y permeabilización de los capilares. Esta inflamación daría lugar a una irritación de las fibras sensitivas perivasculares del trigémino, iniciándose una cascada de reacciones responsables de los cambios en el flujo sanguíneo y, con ello, una cefalea severa.
La migraña puede estar precedida por un breve período con depresión, irritabilidad, inquietud o anorexia (perdida del apetito) y puede asociar un aura en el 10 al 20% de los casos. El aura generalmente precede a la cefalea en no más de 1 h, aunque a veces persiste con ella.
Consiste en un déficit neurológico transitorio y reversible, visual, motor o del lenguaje. En la mayoría de los casos existe un aura visual en forma de luces relampagueantes, escotoma centelleante y espectros de fortificación. La migraña es más frecuente cuando existen antecedentes familiares de migraña o aura visual. No se dispone de pruebas diagnósticas útiles, salvo para excluir otras causas.
El tratamiento de la migraña está dirigido a reducir los factores precipitantes, utilizar medicamentos para la cefalea aguda y emplear medicamentos para prevenir el dolor, también llamados profilácticos.
Con relación a los factores que precipitan la cefalea, están el alcohol, anticonceptivos, y reemplazos hormonales, el estrés, menstruación, fatiga, trauma craneal, luz brillante, tabaco, chocolate, queso (todos) alimentos procesados con nitritos (por ejemplo los embutidos) y productos con glutamato monosódico. El paciente debe estar informado y no debe consumirlos.
La evidencia del papel que desempeñan los estrógenos como desencadenantes se basa en varios puntos: 1) durante la pubertad la migraña se hace mucho más prevalente en el sexo femenino que en el masculino; 2) la migraña es particularmente difícil de controlar en el período premenopáusico; y 3) los anticonceptivos orales y los tratamientos estrogénicos sustitutivos generalmente empeoran la migraña.
En la crisis aguda de cefalea se recomienda que el paciente descanse en una habitación sin luz y sin ruido, y tome un fármaco analgésico desde el inicio.
Las combinaciones terapéuticas que utilice el clínico, el recurso de la dieta y las modificaciones al estilo de vida serán las armas terapéuticas para controlar el mayor número de enfermos con migraña; sin embargo, existe un 10 a 30% de falla terapéutica y hay enfermos con persistencia de ataques periódicos de migraña con un deterioro significativo en la calidad de vida, estado psicológico y la interacción social, además de ser causa de inasistencia laboral.
En la práctica clínica se vislumbra un potencial terapéutico con el desarrollo de nuevos agentes en el tratamiento de la migraña, que dirigen las investigaciones a la búsqueda de agonistas o antagonistas de los neurotransmisores involucrados, como es el caso de la histamina, la cual puede ser eficaz en la profilaxis de la migraña como un tratamiento específico dirigido a limitar la respuesta inflamatoria neurogénica.
Entre los fármacos disponibles existen una nueva clase de drogas que activan los receptores serotoninérgicos bloqueando la inflamación neurógena y abortando el dolor en cerca del 70% de los pacientes con migraña. El prototipo es el sumatriptán, disponible en forma oral y subcutánea. La administración s.c. es más efectiva pero tiene más efectos adversos.
Los derivados ergotamínicos, como el tartrato de ergotamina y la dihidroergotamina, pueden ser efectivos en su forma oral y parenteral. Los analgésicos deben utilizarse de forma limitada. Son efectivos en algunos casos, pero en otros pueden producir cefalea de rebote durante la escalada de la dosis. Para la cefalea leve o moderada son preferibles los AINE, dentro de los cuales esta el acetaminofen, aspirina, clonixinato de lisina (Sertal), y el diclofenac.
Los opiáceos deben evitarse, excepto en circunstancias especiales y bajo control estricto. Sobre la cafeína (café), es importante luego de iniciado el cuadro de cefalea, ya que es un leve vasoconstrictor cerebral en la segunda fase del evento, contrarrestando el efecto vasodilatador dado por los mediadores o moduladores mencionados anteriormente como la histamina. Pero es importante recordar que el café, es uno de los factores que podrían desencadenar o exacerbar el ataque si se ingiere en la fase inicial o que antecede al dolor, por lo tanto se desaconseja su uso.
Recomendamos la práctica de ejercicio al aire libre con regularidad, por que esta medida previene los ataques con buena eficacia.
Dr. Edwin O. Espinal F.
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